Las preliminares del Concurso Colombino cierran otro capítulo más en la historia de la fiesta onubense. Veinticinco agrupaciones: dos cuartetos, doce murgas y/o chirigotas, nueve comparsas y dos coros, de las treinta y tres que iniciaron el concurso logran convencer a un jurado, que este año logra casi una aceptación generalizada, con algunas puntualizaciones casi aceptables. Está claro que la división de dicha valoración por modalidades está teniendo muy buenos resultados, hecho que se debe valorar, aunque aún el tiempo de espera sigue siendo el mismo o mayor.
Otro de los aspectos que hemos podido vivir positivamente es la asistencia al teatro. La mayoría de las sesiones se han llenado casi al completo, dejado una motivadora imagen de las diferentes jornadas, con lo que ello implica, y no solo a nivel económico, sobre todo, el hecho de que las agrupaciones participantes se sientan arropadas y no se encuentren en su actuación con demasiadas sillas vacías. La venta de entradas por internet tendrá sus deficiencias, no lo dudo, pero ha logrado vestir de ambiente un teatro que andaba cabizbajo y solo ‘a tiro de unos pocos’.
Pero no todo es color de rosa y así se ha dicho en las tablas del Gran Teatro, algo que se empezaba a echar en falta en este concurso. Da la sensación de que nos hemos obsesionado tanto con los premios que se nos ha olvidado la esencia de esta fiesta y andamos deslucidos como coribantes condicionados por los resultados. Las letras valientes y directas, sin coletillas ni malos entendidos: “El que la coja para él”, han quedado relegadas a unos cuantos, que en este año, espero marquen el ritmo que hace tiempo se había escorado hacia horizontes ambiguos. Cierto es que no es el público el que debe decirle a los autores lo que debe expresar en un escenario, pero entre los ‘tiritos’, que solo aprecian unos tantos, la añoranza constante que se expresa hasta la saciedad y el amor de escenario, hay poco margen para el autor contestatario, aunque por suerte aún tenemos materia para apreciar en las dos fases que aún quedan por llegar.
De lo que se puede presumir en este nuevo certamen es de la calidad que estamos viviendo en este concurso de coplas, estamos recuperando ese nivel que antaño nos precedía y los nuevos autores y grupos empiezan a mostrar aptitud y actitud en el escenario, exponiendo el bagaje sobre unas tablas que cada febrero se venden más caras, y ante un público receptivo en las butacas y enjuiciador en los pasillos.
En las preliminares de este 2023 quedarán agrupaciones para la historia de esta fiesta que no han logrado convencer a los jueces. En la modalidad de comparsas no estarán: ‘Veneno’, ‘The cristal band’ y ‘Los desobedientes’. En la modalidad de murgas o chirigotas: ‘Los que se pegan el tute’, ‘Este año pinchamos’, ‘Nuestro retiro’ y ‘Este año llevamos premio’; y en la modalidad difícil de cuartetos se quedarán ‘Los superiores’. Los dos únicos coros participantes han logrado entrar sin complicaciones.
Desde este domingo, que comienza la segunda ronda del Colombino, todas y cada una de las agrupaciones aún en la batalla tendrán que agudizar el ingenio y entrar de lleno en el concurso. Dado el nivel tan parejo que se observa en algunos grupos, una letra podría dar o quitar uno de esos codiciados pases a la Gran Final. Tanto en la modalidad de comparsas o murgas y/o chirigotas, ya se observan diferencias de bloques claramente definidos, y es en esta segunda fase en la que entra de lleno la verdadera estrategia del concurso, donde autores y directores ponen en juego los largos meses de ensayos, esperando siempre acertar con las temáticas correctas o guardar material para esa final. El próximo jueves será la noche de los cuchillos largos, la más esperada del concurso Colombino, un acontecimiento multitudinario que llenará no solo el Gran Teatro de Huelva, sino toda la carpa situada en la misma entrada, así como los alrededores, esperando que el esfuerzo de tantas noches en los cuartos de ensayos tengan una gratificante recompensa. Mucha suerte en esta segunda Fase.