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Sábado 09/11/2024
 

España

Azulejos devocionales en el campo

Los cortijos, haciendas, casas de viñas y lagares repartidos por la campiña esconden en su interior un rico patrimonio, entre los que los azulejos devocionales tienen vida propia con estampas realmente ilustrativas. El Corazón de Jesús y San Isidro Labrador son algunas de las imágenes más repetidas.

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  • El patrimonio de los cortijos y haciendas de la campiña no sólo es rico sus construcciones, basta con pararse a ver sus azulejos devocionales. -
Es sobradamente conocido el rico patrimonio que representan los cortijos, haciendas, casas de viñas y lagares repartidos por el entorno de la campiña, y así, junto a sólidas construcciones proyectadas por reconocidos arquitectos o experimentados maestros de obras, encontramos también magníficas muestras de la arquitectura popular, algunas de las cuales se cuentan con varios siglos de vida. Muchas de estas edificaciones rurales conservan en su exterior elementos singulares como forjados, rejas, veletas, pozos y abrevaderos, palomares,… que son también de notable interés patrimonial y etnográfico y de los que nos iremos ocupando en sucesivas entradas. Hoy vamos a fijarnos en los azulejos devocionales, también llamados retablos cerámicos, que pueden verse en las entradas, fachadas o patios de muchos de nuestros cortijos.

Estos cuadros cerámicos son testimonios de la devoción de sus antiguos moradores, representando escenas muy variadas en las que no faltan imágenes de Cristo, la Virgen o de distintos santos a cuya protección se encomendaban los propietarios. La tradición de instalar murales de azulejos y placas devocionales en las fachadas y entradas de templos y edificios cobra impulso en el siglo XVIII y en nuestro entorno se dejarán notar las influencias de la azulejería sevillana y trianera, que persistirá durante el siglo XIX y, especialmente, en el primer tercio del siglo XX.

En los azulejos devocionales más antiguos predominan las pinturas monocromas, generalmente de azul sobre blanco, en las que aparece una sola figura. A finales del XIX los azulejos combinan ya una amplia gama de colores e incorporan nuevas imágenes y escenas y con el impulso de la exposición Iberoamericana de 1929, la azulejería vivirá una época de esplendor gracias a talleres como los trianeros de Cerámica Santa Ana o el también sevillano de Mensaque y Rodríguez, por citar sólo algunos de los más conocidos a los que se deben no pocos paneles devocionales de los cortijos de nuestro entorno.

auténticos tesoros
Puesto que son muy abundantes las referencias y los lugares en los que el lector curioso podrá encontrar estos cuadros de azulejos, señalaremos aquí, a modo de ilustración, algunas de estas muestras y de las imágenes más repetidas, entre las que encontramos la del Corazón de Jesús, presente, por ejemplo, en el Cortijo de Casablanca (Jerez), en el de Cartuja de Alcántara (Jerez) o en el de La Mariscala (Jerez), sobre cuya entrada principal puede verse un tríptico cuya parte central ocupa una imagen del Sagrado Corazón en panel de 12 azulejos obra del taller sevillano Mensaque y Rodríguez.
A su izquierda llama la atención otra escena dedicada a San Isidro Labrador, cuya imagen aparece en primer plano, mientas que un ángel, en segundo plano, labra su campo con una yunta de bueyes. A la derecha, cierra el conjunto otro azulejo dedicado a Nuestra señora de La Merced.

La imagen de San Isidro se repite nuevamente en el cortijo de Las Mesas de Santiago (Jerez) en una composición de doce azulejos, en la que el santo es representado en actitud orante y en la que aparece también en segundo plano un ángel arando con los bueyes acompañado por un campesino con su caballo.
Mas frecuentes son los paneles de azulejos con representaciones de la Virgen María en sus distintas advocaciones. Junto a la ya citada de La Merced en La Mariscala, destacamos la imagen de nuestra Sra. del Milagro, en un magnífico panel de 150 azulejos que preside la entrada del cortijo de Alventu (Trebujena), obra de La Bética.

En el Cortijo Doñana (Arcos) llama la atención un colorido azulejo de tres piezas, de la conocida Cerámica Santa Ana de Triana, en el que aparece la imagen de la Virgen del Carmen, sentada con el Niño. Ambas figuras muestran curiosos escapularios. Nuestra Señora de los Santos, está representada en otra composición cerámica en vieja casa de campo en las proximidades de Peña Arpada (Alcalá de los Gazules) y la del Rocío puede verse, entre otros lugares, en un hermoso azulejo junto a la entrada del cortijo El Rizo (Jerez).

los más singulares
El cortijo de La Cañada (Sanlúcar) tiene también un magnífico panel cerámico de motivos marianos enmarcado en una curiosa hornacina. En Los Cejos del Inglés (Jerez), su puerta de entrada está presidida por una sencilla composición, en tres piezas, de azulejo sevillano con la imagen de la Virgen y la leyenda Ave María muy repetida también en otros lugares, como en Cerro Nuevo (Jerez), esta vez con la imagen de la Virgen del Rosario.
Por su singularidad, destacamos los dos paneles que escoltan la entrada de una casa de recreo del XIX, en las proximidades de Los Albarizones, donde protegidos por tejaroces pueden verse sendas imágenes de San Enrique y la Virgen de los Remedios.

En la fachada de lo que fue la antigua capilla del Cortijo del Olivillo(Jerez), en la carretera del Calvario, vemos también otro llamativo azulejo de gran colorido, formado por cuarenta piezas orladas por una moldura en forma de arco de medio punto, que representa la imagen de Jesús rodeado de niños con la leyenda “Dejad que los niños vengan a mí”. En este mismo cortijo atrae nuestra atención, sobre la puerta principal que da acceso al patio, una imagen en relieve del Sagrado Corazón de Jesús, bajo la que está escrito “reinaré”.

Uno de los más antiguos azulejos devocionales es el que se conserva en el cortijo de Alijar (Jerez)y en él se representa a San Rafael Arcángel, en esmalte azul sobre blanco, sosteniendo un pez en la mano.
Los cortijos jerezanos de El Sotillo Viejo o Cabeza de Alcaide, por citar sólo algunos, cuentan también con cuadros cerámicos que, a buen seguro, llamaran la atención de los visitantes a quienes, en otra ocasión, acompañaremos por la campiña en busca de escenas de la vida cotidiana, faenas agrícolas y ganaderas, caza, paisajes… presentes también en los paneles de azulejos de muchos de los cortijos y viñas (Roalabota, La Esperanza…) de nuestro entorno y que, por tantas razones, son también un elemento más que singular de nuestro patrimonio.

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