“Alemania debe ser dirigida desde el centro. Porque puede hacerlo mejor y se merece algo más”, proclamó el líder liberal, Guido Westerwelle al término de un congreso extraordinario de su partido celebrado en Potsdam, a las afueras de Berlín.
Con su declaración de apoyo a un futuro gobierno de coalición con los conservadores, los cerca de 600 delegados del FDP descartaron definitivamente la posibilidad de formar parte de un gobierno tripartito con socialdemócratas (SPD) y Los Verdes.
Los últimos sondeos electorales auguran para el próximo domingo la victoria del partido de Merkel, con un 35% de los votos que, con el 14% de los liberales, le permitiría gobernar.
Ese 49% le daría una mayoría justa pero suficiente en el Bundestag (cámara baja del Parlamento alemán), de acuerdo al sistema electoral alemán, basado en una fórmula mixta que combina los votos al candidato de cada distrito del elector y al segundo voto a la lista del partido.
Nueve puntos por debajo de la Unión, con un 26% de los votos, quedaría el Partido Socialdemócrata del ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier.