La directora de Gogora-Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos, Aintzane Ezenarro, ha afirmado que la sociedad vasca "tiene suerte" porque "la gran mayoría" de las victimas del terrorismo no tiene "ni ánimo de revancha ni de venganza", sino que quiere aportar a la convivencia, y ha asegurado que éstas "piden claramente que no olvidemos lo que ha pasado aquí y aprendamos de ello".
En una entrevista en Euskadi Irratia, recogida por Europa Press, Ezenarro ha considerado "imprescindible" repetir actos como el celebrado el pasado mes de junio en San Sebastián, en el que, bajo el título "Víctimas del Terrorismo y Sociedad", distintas víctimas mantuvieron reuniones en torno a mesas redondas con diferentes representantes de la sociedad vasca.
En este sentido, ha señalado que esa jornada fue "una experiencia imprescindible que hay que repetir" porque, entre otras cosas, "a nivel internacional hemos visto que, cuando se superan situaciones de violencia, existe un gran riesgo de que se dé un alejamiento entre las víctimas y la sociedad, es decir, la víctima se queda con su dolor y la sociedad, de alguna manera, continúa avanzando, y esa incomunicación crea muchas veces unas etiquetas y estereotipos injustos en la víctima".
De esta forma, la directora de Gogora ha destacado que, en las reuniones que se mantuvieron durante esa jornada, los representantes de la sociedad "vieron de verdad qué es lo que son las víctimas, personas que quieren seguir adelante con sus vidas, ya que su función o rol principal no es ser una víctima, sino su profesión y su vida, y están mirando hacia adelante".
"En esta sociedad tenemos suerte porque la gran mayoría de las víctimas no tiene ánimo ni ánimo de revancha ni de venganza, sino que quiere aportar a la convivencia. Eso si, nos piden claramente que no olvidemos lo que ha pasado aquí y aprendamos de ello. Creo que es imprescindible que se dé ese diálogo directo entre víctimas y sociedad, y que se alargue en el tiempo, porque así caen los estereotipos y entendemos qué es lo que nos piden las víctimas: avanzar si, pero sin validar nada", ha explicado.
VOLUNTAD
Asimismo, Aintzane Ezenarro ha subrayado que "el punto de partida más sólido" de Gogora es que ninguno de los partidos políticos representados en el Parlamento vasco ha votado en contra de los 18 proyectos incluidos en el plan de acción del instituto y todos han mostrado voluntad "de compartir la memoria".
"Para empezar, hay que desear hacer frente a las dificultades y, posteriormente, en el camino seguramente tendremos dificultades, pero, si hay voluntad, es más fácil superarlas, y creo que eso es lo que hay que destacar, porque en estos momentos no lo veo en ningún otro ámbito. En la dirección de Gogora ha ocurrido eso, hay una voluntad de mirar hacia el pasado de manera crítica para aprender de lo que ha ocurrido, y creo que tenemos datos objetivos para ser positivos y optimistas", ha señalado.
En este sentido, ha afirmado que la memoria se construye "de manera subjetiva", ya que "cada uno de nosotros tenemos nuestra memoria en base a lo que hemos vivido". Por ello, ha destacado el hecho de que, en Gogora, "de ninguna manera existe el impulso de imponer una memoria oficial, institucional y única".
"Es imprescindible construir la memoria por medio del diálogo entre todos, una memoria que se acerque lo más posible a la realidad. Lo que no se puede hacer de ninguna manera es admitir una memoria que justifique la violencia. La cuestión no es que una de esas memorias cuente su vulneración de los derechos humanos para justificar la vulneración de los derechos humanos de otro. Eso no es memoria, eso es hacer un relato justificativo", ha explicado.
Además, la directora del Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos ha considerado que se debe "hacer un análisis sincero", y no sólo los partidos políticos, "sino cada uno de nosotros, y mirar atrás y decir qué es lo que hemos hecho y qué no, qué podía haber hecho y qué voy a hacer a partir de ahora parta que no vuelva a ocurrir nada así".
"Si algo debiéramos aprender como sociedad sería a superar el relativismo ético --ha asegurado--, es decir, el discurso relativo que hemos mantenido ante la violencia y los derechos humanos. Según quién hacía qué, hacíamos o no un análisis desde el enfoque de los derechos humanos, y los derechos humanos requieren que se tomen de manera absoluta, es decir, defender los derechos humanos significa que la violencia nunca puede ser la vía para solucionar problemas".