Mwangura explicó que la tripulación está formada por 24 ucranianos, que creen que se encuentran en buen estado y que el barco “procedía de Brasil y se dirigía a Oriente Medio cuando fue atacado por los piratas”.
Aunque las primeras informaciones apuntaban a que la embarcación era de propiedad británica, Mwangura recalcó que se trata de un buque griego operado por agentes británicos.
Éste es el primer secuestro en los últimos siete días, después de la ofensiva de semanas anteriores, en las que los piratas se vieron favorecidos por los vientos reinantes en la costa africana del Índico que, según los expertos, les permitieron aumentar el ritmo de sus ataques.
Uno de los últimos secuestros solucionados fue el del carguero ucraniano Faina, que transportaba 33 carros de combate T-72 y cuyo destino levantó gran controversia, al surgir voces que denunciaron que Kenia, presunto país receptor del armamento, las vendería al sur de Sudán.
Los miembros de la tripulación, 17 ucranianos, 3 rusos y un letón, fueron liberados el pasado 5 de febrero, después de 134 días de secuestro y tras el pago de un rescate de 3,2 millones de dólares (2,4 millones de euros).
Ataque frustrado
Una fragata portuguesa que forma parte de una fuerza naval especial de la OTAN frustró este viernes un intento de secuestro de un carguero en la zona marítima de explotación económica de las islas Seychelles y detuvo a 19 piratas, informaron ayer los medios portugueses.
Según explicó el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas portuguesas, la fragata Corte Real respondió el viernes por la tarde a la llamada de socorro de un carguero con bandera de las Bahamas, que se vio amenazado por piratas que navegaban en una pequeña embarcación, armados con rifles automáticos kaláshnikov y con un lanzagranadas.
Un helicóptero enviado desde la Corte Real ahuyentó a la embarcación pirata y la persiguió hasta su buque madre, que fue abordado por un equipo de fusileros portugueses.
Los 19 piratas abordo, que no opusieron resistencia, fueron desarmados por los militares portugueses que tras la operación se incautaron de las armas y de casi un kilo de explosivo, según explicó a la emisora Rádio Renascença el comandante Santos Fernandes.
Este comandante señaló que el delito de piratería no está tipificado en el Código Penal de Portugal y que no estaba amenazada la seguridad de ciudadanos o de bienes portugueses y, por tanto, no había más opción que dejar en libertad a los piratas.