El Ministerio de Asuntos Civiles indicó que 94 personas han fallecido y 78 están en paradero desconocido a consecuencia de las lluvias torrenciales y de las inundaciones que han causado, que han afectado a 13 divisiones administrativas de China, especialmente en la cuenca del río Yangtzé, la misma donde en los primeros cinco meses del año muchos lagos y ríos se secaron.
Las noticias de pérdidas llegan todavía a través de informes provinciales y en muchos casos no se ha hecho un recuento a nivel nacional, pero destacan por ejemplo la destrucción de más de 465.000 hectáreas de campos de cultivo en la región de Guangxi (sur) o las pérdidas económicas valoradas en 772 millones de dólares en Zhejiang.
Esta última provincia, situada en la costa este de China y considerada la más próspera del país, se encuentra en alerta ya que el río Qiantang, principal de Zhejiang, se encuentra en su máximo nivel de agua en medio siglo.
Informaciones de la agencia oficial Xinhua señalaron que más de dos millones de personas se han visto afectadas sólo en esa provincia, mientras que un millar de empresas de la zona se vieron obligadas a detener sus operaciones.
En otras zonas de la cuenca del Yangtzé hasta medio millón de personas han tenido que dejar sus hogares a consecuencia de las lluvias torrenciales y los riesgos de crecidas.
El sistema de transportes chino se ha visto afectado también por los desastres naturales, y se ha informado por ejemplo del corte por deslizamientos de tierra de la línea férrea que une las capitales provinciales de Kunming y Chengdu, en una de las áreas más turísticas del gigante asiático.
Asimismo, el aeropuerto de Tianhe en Wuhan, capital de la provincia de Hubei (centro sur), tuvo que suspender sus operaciones durante una hora, y a lo largo de toda la semana ha habido grandes retrasos en vuelos de todo el país debido a las fuertes lluvias.
Uno de esos retrasos, de unas ocho horas, afectó al avión que transportó esta semana al escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa y su familia desde Shanghái a Pekín, por lo que estuvo de suspender su agenda en la capital china debido a estos problemas.
Los meteorólogos han señalado que las lluvias podrían remitir a comienzos de la semana entrante en las zonas más afectadas, y reconocieron que las fuertes precipitaciones han acabado en muchos lugares con los problemas de la sequía, pero que éstos no han terminado del todo.
Continúan los problemas de abastecimiento de agua, por ejemplo, en zonas secas del noroeste de China, como la región autónoma de Ningxia o la provincia de Gansu, donde alrededor de un millón de personas están afectadas por la falta de líquido elemento.
El centro y sur de China sufren cada año inundaciones, tifones, deslizamientos de tierra y otras catástrofes naturales en sus meses estivales, que en 2010 causaron más de 4.300 muertos, en la temporada más catastrófica de los últimos 12 años.
Este año, los expertos ya han advertido que este año China recibirá entre siete y nueve tifones, más que en temporadas anteriores, algo que podría agravar la actual situación.