Naoto Kan, afirmó hoy que el terremoto y el tsunami del pasado viernes han sumergido a Japón en su peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial.
El primer ministro nipón, Naoto Kan, afirmó hoy que el terremoto y el tsunami del pasado viernes han sumergido a Japón en su peor crisis desde el final de la II Guerra Mundial.
Mientras, el número de muertos sigue aumentando y continúa la incertidumbre respecto a la central nuclear de Fukushima y el riesgo de una nueva explosión.
En una comparecencia en televisión, Kan afirmó que el futuro de Japón se verá determinado por la manera en que se enfrente a esta tragedia.
"No será fácil, pero superaremos esta crisis, como hemos hecho en el pasado", aseguró el jefe del Gobierno de Tokio.
Una de las primeras medidas ha sido autorizar a las empresas Tokyo Electric Power y Tohoku Electric Power a efectuar cortes de electricidad de hasta tres horas de duración al día, a partir de mañana, para garantizar el suministro en las zonas del noreste del país afectadas por el temblor y posterior tsunami.
El gobierno japonés alertó hoy del riesgo de una nueva explosión en la planta nuclear de Fukushima.
El ministro portavoz, Yukio Edano, indicó que el reactor número 3 de la planta de Fukushima sufre problemas en su sistema de refrigeración y que parte de su núcleo podría "deformarse".
Edano consideró posible que se produzca una explosión en el recipiente de contención secundario del reactor debido a una acumulación de hidrógeno, como ocurrió ayer en el reactor 1, pero insistió en que lo previsible es que no cause daños graves.
También aseguró que una eventual explosión no conllevaría nuevas evacuaciones, tras el traslado a otros lugares de unos 200.000 residentes en un radio de 20 kilómetros en torno a la central nuclear.
El nivel de radiactividad que desprendía la central de Fukushima llegó a superar en un punto el límite permitido de 500 microsievert hasta alcanzar los 1.557 microsievert a las 13.52 hora local (04.52 GMT), pero 50 minutos después se había reducido a 184 microsievert.
El nivel actual "no es dañino para la salud", insistió Edano, que equiparó el nivel máximo de radiactividad emitido por la central con tres radiografías en el estómago.
Mientras tanto, según el recuento oficial, asciende ya a 1.217 el número de muertos tras el terremoto, catalogado ahora por las autoridades japonesas de magnitud 9 en la escala de Richter.
Pero el número de fallecidos en la provincia Miyagi, la más afectada, puede superar los 10.000, aseguró hoy el jefe de la policía de esa provincia Naoto Takeuchi.
En Miyagi continúan sin localizar 9.500 habitantes de Minamisanriku, un pueblo que fue prácticamente arrasado por el tsunami.
Dos días después del terremoto en el noreste de Japón, millones de personas siguen hoy sin electricidad ni agua potable en las zonas afectadas.
Según datos oficiales divulgados por la televisión NHK, al menos 1,4 millones de hogares carecen de agua potable desde el viernes y otras 2,5 millones de viviendas están a oscuras en Aomori, Iwate, Miyagi y Fukushima.
También se está racionando el combustible en las gasolineras en esas provincias golpeadas por el seísmo. Los cortes de electricidad han afectado a decenas de hospitales cercanos a la ciudad de Sendai, la capital de Miyagi.
El Gobierno ha ordenado el despliegue de 100.000 efectivos militares en las zonas afectadas, mientras que a Japón han empezado a llegar los primeros equipos de rescate enviados por otros países.
EEUU ha puesto además a disposición de las Fuerzas japonesas de Auto Defensa (Ejército) su portaaviones Ronald Reagan para que sea utilizado como base logística de los helicópteros que vuelan a las zonas afectadas.
Los expertos alertaron de que el noreste del país sufrirá réplicas durante una semana y que hay un 70 por ciento de posibilidades de que alguna de ellas supere antes del miércoles los 7 grados de magnitud en la escala Richter.