El letrado Nyan Win explicó que Suu Kyi, de 65 años, no ha cambiado de opinión y no votará en los comicios, aunque le permitiesen salir de su casa en Rangún, donde cumple una pena de 18 meses de arresto domiciliario, según fuentes de la disidencia.
La posibilidad de que la jefa del movimiento democrático birmano pueda depositar el sufragio representa una cuestión importante para que la comunidad internacional determine la legitimidad de las elecciones que organiza el régimen militar, las primeras en dos décadas.