El Ricino de la Memoria

Publicado: 18/07/2018
Autor

Salvo Tierra

Salvo Tierra es profesor de la UMA donde imparte materias referidas al Medio Ambiente y la Ordenación Territorial

Escrito en el metro

Observaciones de la vida cotidiana en el metro, con la Naturaleza como referencia y su traslación a política, sociedad y economía

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Donde hay un ricino siempre antes hubo un hormiguero
Paseaba por el Descampado de la Memoria cuando una ráfaga de viento hizo que unas hojas silbaran reclamando mi curiosidad. Me senté ante él, contemplando sus panículas de flores rojas, sus hojas palmeadas y sus frutos con falsas espinas. Me llaman Ricino, se presentó. Curioso nombre le inquirí, presto a una razón. Entonces me explicó que fueron los romanos quienes cuando al traerlo de África así lo apodaron, al igual que el más dañino de los animales mediterráneos. Ricinus significa garrapata, me aclaró, porque mis semillas recuerdan por su forma a tan desagradable ácaro. Y entonces me señaló varias simientes caídas, llamando mi atención como cientos de hormigas se afanaban en transportarlas a pesar de ser tan pesadas. Donde hay un ricino siempre antes hubo un hormiguero. Las hormigas alimentan a su reina con el aceite de la bolsita blanca de su extremo, me explicó, pero además las utilizan como arma química para defender sus guaridas, son bastante tóxicas, además de ahuyentar a depredadores que las confunden con el temido ácaro. Entonces le comenté que recordaba pasajes de novelas de Agatha Christie en donde el veneno letal usado por el asesino eran las semillas de ricino. En su defensa me relató todos los beneficios del aceite que se extrae de sus semillas. Pero insistí y le confesé que hace menos de un siglo en nuestro país se utilizaba ese mismo aceite en altas dosis como forma de tortura, y que en muchos de nosotros ha quedado el recuerdo de que a veces en vez de amedrentarnos con que vendría el Coco, lo hacían con la purga con aceite de ricino. Inconscientes de la razón temblábamos más que con el Coco. Por ello todavía en muchos de nuestros pueblos se le sigue conociendo como la Higuera del diablo.Me despedí de Ricino recordándole que además de ser una especie invasora, se había erigido como el árbol de la Memoria histórica, esa parte de nuestra más reciente leyenda negra que tiene pendiente ajustes de justicia, a pesar de que hay quienes se empeñan en darle un injusto carpetazo.

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