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Miércoles 06/11/2024
 

Escrito en el metro

Metasequía

Mientras tanto en los foros políticos se cruzaban acusaciones sobre la falta de previsión

Allá por mediado de los noventa vivimos una pertinaz sequía que nos tuvo en jaque de cuanto podríamos aguantar con tan poca agua. A la prolongada falta de lluvias durante aquel quinquenio le dimos en llamarmetasequía. Los cortes de agua en determinadas horas del día eran la comidilla en los ascensores, y los mayores recordaban que no habían vivido nada igual desde el 45, cuando la posguerra se alió con la sequía para castigarnos con una hambruna silenciada por la dictadura. Mientras tanto en los foros políticos se cruzaban acusaciones sobre la falta de previsión, a la par que en las calles se vivían manifestaciones de agricultores a favor o en contra de los trasvases de cuencas, o de vecinos y ecologistas oponiéndose a proyectos de nuevos embalses como  el recurrente de la Presa del Genal.  En esto no faltaban las declaraciones de los portavoces del sector turístico alertando sobre el riesgo de nuestra más importante industria. Entonces nos dimos cuenta que el agua era un recurso limitado a la vez que limitante para nuestro desarrollo.

Natalia Losada acaba de realizar un trabajo de investigación sobre hasta cuando aguantaremos con una nueva metasequía en una Costa del sol que aumenta su poblaciónaño tras año, entre autóctonos y visitantes, teniendo en cuenta las reservas de nuestro pantanos, unas precipitaciones anuales cada vez más escasas y un calentamiento que evapora buena parte de ese agua. Sus resultados evidencian que estamos cercanos al límite de disponibilidad del recurso para afrontar períodos de sequía y que la capacidad de carga poblacional no se soporta más allá de los primeros años de la próxima década.
Cuando se oye a los representantes del sector turístico reclamar más visitantes están olvidando nuestro principal factor limitante. Tal vez se den cuenta al saber que hay más metros de piscinas en la Costa del Sol, que de playas. Quienes nos visitan ya no quieren sol y playa, sino baños en agua dulce renovada cada día. Reza una máxima de aquellos años que el turismo mata al turismo, de la que se deducía la necesidad de potenciar lo que se da en llamar turismo de calidad, pero al final es la cantidad la que cuenta como nos demuestran los portavoces del sector. Las lluvias de los tres próximos años serán decisivas para ver si la Costa del Sol es sostenible.

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