En penumbras y sin la más mínima ayuda tendrá que descubrir que la única opción es tomando un ascensor que le suba a la segunda planta
Si no fuese porque se estrenó hace cuarenta años, pensaríamos que Goscinny y Urdezo se inspiraron para su película Las doce pruebas de Astérix en el momento actual del Aeropuerto de Málaga. Y,si es que no han vivido ya la experiencia,hagan la prueba. Si tiene espíritu aventurero diríjase de noche a la terminal de llegadas. La primera prueba que deberá pasar es adivinar cuál es el camino para acceder al Parking. Se encontrará con todo tipo de indicaciones que tienen como objeto despistarle hasta la confusión, pudiendo conducirle hasta los lugares más insospechados. Cuando por fin logre introducirse en el Parking se encontrará con un laberinto con señales caóticas. Pero lo peor surgirá después de haber aparcado y se plantee salir caminando hacia la terminal. Encontrará un sinfín de puertas prohibidas solo utilizables en caso de emergencia extrema. En penumbras y sin la más mínima ayuda tendrá que descubrir que la única opción es tomando un ascensor que le suba a la segunda planta aunque la meta esté en la planta baja, la misma en la que se encuentra. Lograr salir desde la nueva altura no le será fácil ya que o bien debe dirigirse en dirección contraria a su objetivo o arriesgar la vida cruzando tres carriles por donde circulan vehículos a gran velocidad. Al alcanzar la acera descubrirá que la siguiente prueba es de fondo, ya que tendrá que caminar un buen trecho hasta la terminal de llegadas. Una vez allí se tropezará con algunos raros personajes que le sobresaltarán. Y entonces comienza el retorno. Descubrirá a duras penas que tendrá que volver a ascender para luego bajar hasta la planta de su aparcamiento. La prueba de fondo cuenta entonces con el aliciente de unos obstáculos en forma de engañosas cintas deslizantes. Escoger la puerta de salida más conveniente es una prueba de intuición que requiere de una gran destreza. Cuando por fin localice el vehículo entonces tendrá que descubrir uno de los más preciados enigmas, dónde se encuentran las máquinas de validación. Encontrar cuál es la que no está averiada es una prueba de resistencia física y mental. La duodécima prueba consiste en salir adecuadamente del parking en la dirección deseada. Una vez superada se reconfortará al haber vivido una de las más apasionantes experiencias de su vida, sin la poción mágica y por el módico precio de 4 € del parking.