Hay escritores que sientan cátedra. Son tan acertados que es obligado citarlos. El alemán Hans Magnus Enzensberger escribió “Los héroes de la retirada” sobre los políticos que se hacen grandes cuando entienden que su mejor contribución al bien general es hacer un desmontaje. Cuando los regímenes políticos o de partido exigen personas de transición su mejor aportación es servir de puente entre el pasado y el futuro. Ello exige un sacrificio personal.
Ganar no necesita aprendizaje, perder sí, para hacerlo “con altura, con elegancia, con convicción” según Sasturain. ¿Es la retirada una pérdida? Hacer frente en la batalla política es épico, pero poco aconsejable cuando se vislumbra la derrota. Escribe Enzensberger: “Ha sido Clausewitz, el clásico del pensamiento estratégico, el que ha demostrado que la retirada es la operación más difícil de todas. Esto vale también en política. El non plus ultra del arte de lo posible consiste en abandonar una posición insostenible”.
Es el caso de la anterior presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Ganó las elecciones, pero el PSOE-A perdió el gobierno andaluz que había conservado durante 37 años. El origen de la pérdida estuvo en su decisión de optar -siendo presidenta de la Junta- al liderazgo nacional del PSOE, lo que indicaba claramente una preferencia que la obligaba a abandonar sus compromisos con los andaluces. Primero aplazó su tentación y después la persiguió, tras desencadenar la mayor crisis del PSOE en democracia, sólo equiparable a la dimisión de Felipe González en 1979, con el trasfondo del marxismo. Su urdimbre contra Pedro Sánchez estuvo falta de motivación, salvo propiciar el gobierno de Rajoy. Sánchez le dio la vuelta a la situación, Díaz perdió la competición interna pero no quiso extraer conclusiones: “Si los suyos no la quieren ¿por qué nosotros?”, fue la reflexión de los andaluces, según Marqués Perales en El Cambio Andaluz. Así llegó la pérdida del poder andaluz del PSOE-A, tras dos equivocados adelantos electorales -2015 y 2018- y la previa voladura de las alianzas posibles. Puede intentar repetir candidatura, pero es un error que no recomience su trayectoria política en otras instancias. No hay predestinación en política. Perdió sus oportunidades cuando se quiso ir de Andalucía.
En 1977, Caballero Bonald, siempre brillante, escribió en Descrédito del Héroe: “¿…nadie será nunca capaz de disuadir al que prefiere equivocarse a solas?”.