Colea el congreso popular de Granada. El triángulo Juanma Moreno, Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado ha marcado el congreso. Misa incómoda, consejos e indirectas entre los que venían de fuera y ataques a los que gobernaron 37 años por parte de los que ya gobiernan tres. La política tiene mucho de ajuste de cuentas y de hoguera de vanidades. El poder tiene una parte de ejercicio oculto, pero tiene otra de evidencia de mando en plaza y de ostentación ante la opinión pública. Por eso abundan los directores de comunicación y de protocolo. Para hacer notar el poder. El PP criticó con extraordinaria dureza la restauración del Palacio de San Telmo de Sevilla para habilitarla como sede de la presidencia de la Junta de Andalucía. Era una obra faraónica, -dijeron- sólo para el lujo y el derroche, un alarde de ostentación, que debía destinarse a usos culturales, principalmente un museo. El discurso duró hasta que ganó el gobierno andaluz -que no las elecciones- y, desde ese instante, se sintió con todo el derecho a usar el lujo, el derroche y la ostentación. Y el faraón y el museo quedaron en el olvido. Dijeron que era “la casa privilegiada del régimen socialista andaluz”. Olvidado. Palabras que se llevó el viento. Todo sea por el valor simbólico e icónico del poder.
Hoguera de vanidades. Denostaba Pablo Casado en Granada su existencia, con variadas fórmulas verbales. Pero mientras que un dirigente -el vasco Carlos Iturgaiz- hablaba desde el escenario se le interrumpió su discurso sobre el terrorismo etarra porque entraba, a sones musicales de Jennifer López, el que fustiga la hoguera de vanidades, el mismo Pablo Casado. El interrumpido se achicó afirmando “es un honor ser interrumpido por la presencia de Juanma (Moreno) y del presidente nacional, Pablo Casado”.
El debate andaluz, para el presidente nacional del PP consistió en que si esto era un “talent show”, una orquesta, un solista, una megalomanía o un gran equipo. Pero nada de eso afectaba a Andalucía. Tenía que ver con la contestación que le plantea Isabel Díaz Ayuso. Un quiste madrileño en el centro del congreso andaluz. El personal quedó pasmado con que el enfrentamiento nacional se plantee en el plácido congreso andaluz. Juanma Moreno cree en lo que le interesa: que “el cambio (el suyo) necesita perseverar”. Faltan las elecciones.