Plaza de toros de Sanlúcar de Barrameda 1 de mayo del 2021, con el máximo aforo permitido (guardándose todas las medidas sanitarias impuestas en ésta época de pandemia), se han lidiado cinco erales de “Chamaco” de buena presentación, para Gonzalo Capdevila (marino y oro, de El Puerto de Santa María): oreja y dos orejas; “El Melli” (perla y oro, de Sanlúcar): dos orejas y oreja; y “El Ceci” (sangre de toro y oro, de Castellón): vuelta al ruedo. Al romperse el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de Juan Antonio Vidal “El Melli”, antiguo novillero y posteriormente banderillero sanluqueño, y abuelo paterno de unos de los actuantes, y sonó el himno de España.
Sin duda alguna, y pese a quien le pese, un espectáculo taurino es un revulsivo económico para la localidad donde se organice, digo esto porque ayer, dada la actuación de dos novilleros de la provincia y a la cercanía de las “cunas” de ambos, muchísimos portuenses se desplazaron a la ciudad elegida por el Guadalquivir para morir, dejando “efectivo” en los locales hosteleros., cosa beneficiosa para los bares y restaurantes y más aún en éstos “turbulentos” momentos por los que están pasando.
Centrándonos ya en lo sucedido en el ruedo, paso al grueso de mi crítica taurina:
Gonzalo Capdevila: Si el pasado 19 de diciembre, fecha en la que debutó de luces en la Plaza de El Bosque, el portuense destacó por sus buenas maneras toreras, hoy y aunque haya sido la segunda novillada en su bagaje taurino, ha demostrado que tiene muchísimo camino que recorrer en éste dificilísimo Mundo del Toro.
A su primero lo recibió con una larga en el tercio, pero luego no pudo lucirse con el percal dada la huidiza condición del astado. No obstante se pudo lucir en un quite por “tafalleras”, realizado como réplica a uno “de frente por detrás” interpretado por “El Melli”. Tras brindar al público, el novel torero basó su faena de muleta por el pitón derecho del novillo, ya que por el izquierdo el animal se vencía, logrando buenas tandas a pesar de que el burel no “tenía ni un pelo de tonto” y exigía mucho en sus embestidas. Tras unas “manoletinas” se tiró a matar por derecho consiguiendo una estocada y recibiendo una “torera” voltereta, tras un golpe de descabello cortó una oreja.
En el cuarto de la tarde si se pudo “entrever” el buen gusto capotero que posee. Tras un quite por “chicuelinas” de “El Melli”, el portuense, “quieto como el David de Miguel Ángel”, realizó uno por “gaoneras”. Tras brindarle el toro a una de sus tías, Capdevila cuajó una faena de mucho gusto, saliendo y entrando con torería de la cara del animal y dándole mucho tiempo entre tanda y tanda, siguiendo los sabios consejos del maestro Galloso que le instruía desde el callejón. Hay que destacar que además de buen gusto, también posee valor, ya que aguantó varias paradas del animal antes de tomar la pañosa en los pases de pecho. Lo finiquitó de otra buena estocada y le fueron concedidas las dos orejas.
Las mañanas de El Puerto
“El Melli”: El sanluqueño debe de pensar en su debut con picadores, sin duda alguna su tiempo como becerrista ha pasado y tiene el “punto justo de cocción” para retos mayores.
Su primer enemigo fue devuelto a los corrales por carecer de fortaleza física. Al sobrero lo recibió con un vibrante toreo de capote que encendió al público. Emotivo brindis al cielo en recuerdo de su abuelo. Con la “roja” logró tandas de buen trazo por ambos pitones, estando muy por encima de las condiciones de su antagonista. Tras un pinchazo cobró una estocada y las dos “peluas” fueron a parar a sus manos.
Al quinto de la tarde lo recibió a “portagayola”. Con la muleta se hincó de rodillas en los medios para torearlo en redondo. Faena de muletazos muy largos, parando, templando y mandando, las embestidas del encastado novillo del maestro onubense. Convirtió a la plaza en una “olla de caracoles hirviendo”, con una faena realizada en el mismo centro del anillo. El mal uso de la espada le privó del corte del rabo, consiguiendo tan solo una oreja.
“El Ceci”: Si desde El Puerto a Sanlúcar tan solo hay 30 km., tal y como expuse en el titular de esta crónica, desde Castellón hay la friolera de 800 km. más. Digo esto porque no entiendo que la empresa haya escogido a un novillero levantino para sustituir al rejoneador sevillano Juan Quinta, que el pasado jueves “se cayó del cartel”.
El torero, que tan sólo mató un novillo, fue el “invitado de piedra” a la fiesta provincial de esta novillada, y pese a su buen concepto del toreo no pudo con la competencia portuense/sanluqueña, y a pesar de la petición de oreja por parte del público, se tuvo que conformar con dar la vuelta al ruedo tras su actuación.