Seguramente, muchos de mis lectores compartan una ideología de izquierdas y perdonen por lo de “muchos”, no pretendo ser pretencioso. Hoy, en especial, me gustaría dirigirme a ellos, a los que -permítanme el atrevimiento- califico como “los huérfanos de la izquierda”. La izquierda, de manera histórica, ha tenido objetivos de todos bien conocidos: la lucha de clases y la igualdad entre individuos, principalmente.
Una ideología que poco a poco ha ido perdiendo fuelle en una sociedad del bienestar como la que hasta hace bien poco compartíamos un elevado número de personas. Déjenme que me explique. Cuando la igualdad entre individuos y la lucha de clases es asumida por un amplio espectro del arco político, esa lucha deja de ser una señal de identidad de un grupo concreto, para pasar a ser un objetivo común, asumido por el colectivo.
Y digo bien, asumido por todos… otra cosa son las propuestas y vías de las que cada grupo se sirve para alcanzar ese fin común. Y es esa pérdida de titularidad de principios la que empuja a la izquierda, en un alarde retrógrado por significarse como abanderado de una lucha que muchos ya no vemos, a buscar otras causas que defender.
Causas en las que la proporción de sus contendientes sea significativa, da igual quien tenga razón, con tal de que haya uno grande y uno pequeño. Así, vemos la izquierda apoyando movimientos independentistas, vemos a la izquierda fotografiarse con terroristas o anteponer minorías a la mayoría, olvidando sus antiguos principios de igualdad.
Y todo esto tiene un reflejo en las calles, promoviendo la violencia callejera, la ocupación… Difícil se lo ponen a esa izquierda, social y centrada, que nunca renunció a sus principios originales. Dejándolos huérfanos de opción política a la que acogerse. En esta nueva izquierda, todo aquello que difiere de sus nuevos principios es calificado como extrema derecha y fascismo.
Y todo ello para enmascarar una lucha desigual, donde la minoría arrincona a la mayoría, que se repliega por temor a un señalamiento público. Puede que al final, todo lo que esté a la izquierda del centro -actual extrema derecha- sea calificado como extrema izquierda… Y volveremos al rojo y al azul, al blanco y al negro…