Cuando la gente de arriba del Psoe regional habla de puntos de conflicto todo el mundo mira hacia Cádiz, primero, a Almería, después. Pero la patata caliente se llama Cádiz y los dos grupos, perfectamente delimitados, se hacen fuertes en espera de que suenen las trompetas de guerra. El cese de Paco Aído, padre de la Ministra, como jefe de gabinete de Cabañas por un “reajuste” presupuestario –hay que ahorrar, dicen- lo ha tomado el otro bando como lo que es, una directa agresión a la línea sentimental del adversario. Aído, el padre, asegura en su intimidad que él no se ha movido de la posición que ha defendido desde el año 2000 y han sido otros los que han cambiado de caballo a pleno galope y por eso quien fuera mano derecha del presidente de Diputación durante años ha caído en el ostracismo de otrora su amigo. Y Bibiana, despacito, se lima las uñas.
Porque la Ministra de Igualdad representa la renovación que quiere el partido, al menos el de Pepe Griñán, para la provincia, y eso lo saben hasta los que lo niegan. Pero todo se puede complicar porque en política funciona el efecto dominó y la primera pieza es Zapatero y en función de hacia donde vuelque, si vuelca, pueden caer unas u otros, y en eso andan todos, jugando, reuniéndose, haciendo declaraciones a los medios que no pasan desapercibidas, lanzando mensajes, eligiendo al compañero de foto, afilándose las uñas. A Rubalcaba le van a poner la cabeza como un bombo, porque el padre Alfredo representa la sensatez y escucha a todos, aunque en estos días le falten orejas y tiempo para cuadrar tanta estrategia interna.
Y el PP de Cádiz, mientras tanto, encantado de haberse conocido. Todo son risas, pero cuidado no se tornen en lágrimas porque cuando el Psoe engrane, que lo hará, su máquina tiende a demolerlo todo cual cosechadora almacenando trigo. Y el trigo en política son votos, ese codiciado objeto del deseo que todos creen merecer. En definitiva, el Psoe y el PP son vasos comunicantes como en fútbol puedan serlo Real Madrid y Barcelona y si nos quitaran a uno la cosa dejaría de tener gracia.