Fácil pero imposible

Publicado: 03/09/2023
Autor

José Chamorro López

José Chamorro López es un médico especialista en Medicina Interna radicado en San Fernando

Desde la Bahía

El blog Desde la Bahía trata todo tipo de temas de actualidad desde una óptica humanista

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España no es que sea diferente, sino que le encanta estar en ese estado en que la controversia se impone a la solidaridad
La sala de estar que es esta España que nos ha tocado vivir, mantiene encerrada dentro de ella a un universo, una agrupación de millones de ciudadanos, a los que intenta, y lo consigue en gran mayoría, hacerles creer que todo lo existente está relacionado y en clara dependencia con la política, sus ideales y sus partidos, no dejando hueco para ninguna otra diversidad. Creo que no, que no es tan importante, ni necesaria y mucho menos placentera su intromisión en lo más íntimo de nuestras vidas y que ese lugar hay que dejárselo a la Literatura que siempre ha estado y estará, en todas las cosas de este mundo, en todo lo creado y en todo cuanto han hecho, pensado o imaginado -y que continuarán haciendo- los seres humanos. Didáctica, oratoria y poesía es el triunvirato insustituible en nuestro diario caminar. La Didáctica tiene como finalidad el enseñar, para conseguir ir siempre unida a la verdad. Con la oratoria se intenta persuadir a las personas, siendo su “arma más eficaz” la elocuencia o forma de hacer uso de la palabra. La poesía va por el camino de la belleza y el amor, sin cuyo deleite la vida es más cizaña que trigo.

España no es que sea diferente, sino que le encanta estar en ese estado en que la controversia se impone a la solidaridad, el debate es eje de enfrentamientos eternos, la valía se somete a la ideología y el saber y la experiencia a la disciplina de “partido o poder”. No somos lectores y lo peor es que queremos seguir en esta tesitura, ya que lo importante es ser “padre o pariente más o menos lejano” de la patria, porque esta situación lleva emparejada una sapiencia infusa, que todo “cargo” otorga. Es entonces cuando se presume y se citan estrofas o escritos de poetas y prosistas de los que solo se conocen, como ocurre con El Quijote, aquello de “en un lugar de la Mancha de cuyo nombre no quiero acordarme” y la realidad es que no se acuerdan de más, porque no se pasó de la primera página.

Pero eso sí, los ánimos están muy susceptibles con esta sensibilidad cambiante que la modernidad le ha dado a la diferencia entre los sexos. La igualdad y la paridad que se ha impuesto es muy verdadera en su base, El fallo está en su desarrollo, que enfrenta gravemente a ambos sexos.
Esta susceptibilidad como río de agua contaminadas, tiene sus afluentes en la envidia, el resentimiento, cuando no odio, que lleva desde hace un par de siglos dividiendo a España en dos brazos irreconciliables, hecho que debía ser irreal, vivo solo en mentes de fabulistas o agoreros, pero que es una realidad, más palpable cuanto más nos acercamos a las “altas esferas de poder” de la nación.

Sor Juana Inés de la Cruz nos planteó la duda de “quien es más de culpar/aunque cualquiera mal haga/el que peca por la paga/o el que paga por pecar. Discutible, pero sin que ninguno de los dos, puedan evadirse de su acción dolosa. Jorge Manrique se dejó decir estos versos: “Como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor”. Esto, en este país, no se puede ni pronunciar. Aludir y comparar lo actual con el pasado es grave insulto, pero uno que ya ha vivido muy diferentes climas de opinión, desea que cada día nuestra convivencia sea mejor, pero no admite que le supriman su pasado, porque formó parte de su vida real, con sus luces que fueron muchas y sus sombras que las hubo en igual cuantía.  De Lorca son estas frases: “Me voy de Madrid, porque aquí me están implicando en política de la que no quiero saber nada. Quiero apartarme de la lucha de banderías y salvajadas”. La Fiesta Nacional tan devastada en la actualidad echa de menos su cariño por ella. La España de “charanga y pandereta” machadiana no termina de encontrar la “España de la rabia y de la idea”.

Por eso Manuel, el otro Machado, mas progresista o escéptico, llegó a la conclusión de: “Ni el vicio me seduce, ni adoro la virtud”. El romanticismo becqueriano, la modernidad quizás sería capaz de tacharlo de “machismo subliminal” por aquellos versos que terminan diciendo: “Ay, yo no sé qué te diera por un beso” lo interpretarían más como un deseo de compra, que como lo que es, un sentimiento sublime.

Pero -y volviendo a nuestra Sor Juana Inés de la Cruz- tenemos que reconocer nuestro raro humor. Siempre hacemos lo mismo, empañamos el espejo y luego nos quejamos de que las imágenes que refleja carecen de claridad.
Tenemos que leer, sabiendo lo que se lee, que es lo más difícil. La cultura es el serio camino del avance de los pueblos. Ello haría fácil, aunque por ahora imposible, que los dos grupos políticos más numerosos, que representan a una mayoría aplastante en este país, se desligaran de los  radicalismos, siempre resentidos y de distorsionada memoria, de los independentismos, enemigos eternos y de los que son sucesores de aquellos que hicieron de los delitos de sangre, su mejor arma. Pero la realidad es soberbia, sin márgenes literarios y con malversación didáctica, retórica y poética.

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