En el fútbol femenino español conviven dos realidades. Aunque llena de manera puntual grandes estadios, su estallido no esconde las carencias que arrastra desde la base, por la falta de uniformidad en la apuesta de los clubes.
Como contrapunto al ambicioso proyecto del Barcelona, hay plantillas en las que se cuenta una sola licencia P (profesional); otras, en las que las extranjeras son amplia mayoría, llegando a triplicar incluso el número de españolas. Unas veces el puente hacia los fichajes extracomunitarios -ilimitados en la Primera División femenina- es un visado de estudiante y a menudo la relación laboral se constituye a partir de un contrato de 10 horas semanales.
"En una Liga de máxima categoría no es creíble que puedan existir contratos de ese tipo, pero se dan. No se sostiene porque solamente con el desplazamiento y el partido ya se te van las 10 horas", indicó en declaraciones a EFE la abogada María José López, presente en representación de AFE en la negociación del convenio colectivo.
En un contexto en el que se advierte una evidente falta de profesionalidad, una frase justifica la transformación que el organismo que preside Luis Rubiales pretende implementar si recibe este lunes el visto bueno de la asamblea general extraordinaria.
"No queremos que el fútbol femenino sea víctima de su propio éxito", expusieron fuentes de la RFEF consultadas por EFE.
Con esa premisa se dirigió a los clubes el pasado mes de marzo el secretario general del organismo, Andreu Camps. No puso en duda "el éxito de la competición de hoy", pero sí planteó atacar las debilidades del actual modelo a través de su reformulación, con una División Élite y una División Promesas.
De acuerdo con la documentación presentada a los clubes y a la que EFE tuvo acceso, la RFEF exigirá a las entidades participantes en la División Élite que un mínimo de 14 jugadoras tengan licencia P. En División Promesas ese número se rebajará a 6. Además, "las jugadoras no P menores de 20 años podrán jugar indistintamente en las dos categorías" si un club tiene equipo en ambas.
En defensa del fútbol de cantera, la federación también requerirá que al menos 6 jugadoras "hayan jugado un mínimo de 3 años en el mismo club en categorías inferiores", tanto en la División Élite como en la Promesas, y que la infraestructura administrativa, deportiva y los equipamientos cuenten con unos mínimos suficientes.
Su implementación no sería inmediata sino que habrá un tiempo para cumplir estos requisitos, según lo planteado en las mesas de trabajo. En ese marco también se rechazaron los criterios de adhesión planteados inicialmente para que se respeten los méritos deportivos y no su adscripción a un club masculino.
La RFEF, que haría una aportación económica directa a las jugadoras en concepto de derechos de imagen -de 1.000 euros en Promesas y 2.000 en Élite-, plasmó asimismo su propósito de que "un número mínimo de jugadoras" tenga contrato laboral a tiempo completo, con un salario mínimo garantizado para la División Élite y mínimo interprofesional en la División Promesas.
El Fondo de Garantía Salarial y de Ayudas Sociales (maternidad, formación, etc.) entrarían también en este nuevo modelo, en el que la RFEF garantiza una aportación mínima a los clubes para el desarrollo de la competición, la distribución entre los clubes inscritos de las ayudas públicas a la cotización a la Seguridad Social y una aportación mínima de 1 millón de euros para los derechos de imagen en la competición para las jugadoras participantes, según la documentación a la que EFE tuvo acceso.
Este nuevo modelo se encontró desde su planteamiento con el rechazo de la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino, que reúne a 14 de los 16 equipos de la Liga Iberdrola -todos, a excepción del Athletic Club y Barcelona- y a 56 de Segunda.
Consideran que el nuevo modelo se construyó de manera precipitada y al margen de los clubes.
Con ellos se había acordado, no obstante, la reestructuración de la Segunda División y la creación de una Primera División B, de 32 equipos, que debía ponerse en marcha la próxima temporada.
"¿No debería haberse consensuado con la Asociación de Clubes el cambio de formato? ¿Ese cambio lo van a decidir los árbitros o los jugadores de fútbol sala?", se preguntó en tono crítico el presidente de LaLiga, Javier Tebas, durante su intervención en el IV Congreso de Fútbol Femenino. "¿Por qué cambiar un modelo de competición que nos ha llevado a esta situación? ¿Por qué cambiar de la noche a la mañana el modelo de la Primera B?", continuó.
Aunque LaLiga no ostenta la titularidad de la Primera División femenina, sí está jugando un papel relevante en su reciente desarrollo. Sintiéndose "abandonados" por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) bajo la anterior presidencia, algunos clubes encontraron cobijo en la figura de Javier Tebas, quien pronto puso a su disposición recursos económicos y conocimiento.
A partir del acercamiento de LaLiga a la disciplina y de la creación de la Asociación de Clubes de fútbol femenino en noviembre de 2015 pueden explicarse el nuevo impulso que ha tomado la disciplina, la entrada de patrocinadores y la retransmisión de partidos.
"No se puede, cuando estás haciendo crecer un deporte, cambiar de rumbo, de cabeza directora, de estrategias audiovisuales y comerciales de golpe. Los patrocinadores quieren continuidades, objetivos establecidos y asociaciones serias, que no cambien los acuerdos en 48 horas. La Primera División B se aprobó en meses y ahora el modelo se quiere cambiar en 24 horas. El mensaje es malo", sostuvo Javier Tebas.
El presidente de LaLiga dijo igualmente que no tendría inconveniente en apartarse del fútbol femenino "si consideran que hemos hecho demasiado". "Habremos cumplido el objetivo que nos propusimos hace cuatro años", subrayó.
LA GESTIÓN COMERCIAL
Otro frente de confrontación, más allá de la reformulación del modelo de competición, es la gestión comercial de la misma.
La RFEF comunicó a los clubes que está "abierta a poder ceder la gestión comercial de la competición a un ente tercero que puede ser perfectamente una entidad asociativa conformada por clubes de fútbol femenino, una entidad reconocida por la legislación deportiva para realizar estas funciones en el fútbol femenino o una entidad comercial con esa misma finalidad".
"La única condición es que debe hacerse de manera pública, transparente y con libre concurrencia", siempre con la representación de los clubes participantes y de las jugadoras, lo que según la RFEF no ocurrió en la reciente adjudicación de los derechos audiovisuales por parte de la Asociación de Clubes a Mediapro a cambio de 3 millones de euros por temporada.
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Fútbol femenino: un nuevo modelo en clave de futuro
"No queremos que el fútbol femenino sea víctima de su propio éxito", expusieron fuentes de la RFEF
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