El Real Betis comenzó hoy a preparar su cuarto partido en viernes, el próximo en San Sebastián, con la tranquilidad de los deberes hechos tras ganar al Málaga por 1-0, el reto de consolidar su juego y su posición en la clasificación y el objetivo de recuperar a los jugadores 'tocados' ante los malagueños.
Los de Gustavo Poyet ya han jugado en viernes en la segunda jornada ante el Deportivo de la Coruña en casa (0-0), en la cuarta frente al Granada también en el Benito Villamarín (2-2), en la sexta ante el Málaga (1-0) de Juande Ramos y, tras el encuentro de Anoeta, volverán a hacerlo en la novena ante Osasuna el 21 de octubre.
La evolución exponencial del fútbol ha provocado que se pase del 'habitual partidillo de los viernes', coletilla que se empleaba para el ensayo definitivo cuando los partidos se jugaban en domingo, al habitual partido oficial que disputan en este día los equipos que no participan en competiciones europeas.
El uruguayo ya ha mostrado su resignación por las servidumbres televisivas y económicas de este tipo de partidos que, según ha confesado, le cogen "viejo" por estar acostumbrado a jugar los fines de semana, aunque tras ganar al Málaga y colocarse en la zona media de la tabla (9º) con ocho puntos, se ha puesto ya manos a la obra.
El efecto balsámico de la primera victoria en casa tuvo como contrapartida el que acabaran 'tocados' el defensa argentino Germán Pezzella y los centrocampistas Joaquín Sánchez y Darko Brasanac, cuya recuperación será uno de los objetivos de la presente semana junto a la puesta a punto de Rubén Castro, quien jugó pese a los problemas con los que acabó el derbi frente al Sevilla.
Además, el Betis afrontará esta semana con el reto de recuperar a los jugadores que no pudieron jugar ante los malagueños por lesión, como el delantero paraguayo Tonny Sanabria, el central francoargelino Aïssa Mandi y el lateral izquierdo danés Riza Durmisi, además de la puesta a punto definitiva de Álex Martínez.
El partido frente a la Real Sociedad contará con el aliciente de la máxima igualdad entre los dos equipos -los vascos están en décima posición con un punto menos que los béticos- y, además, de comprobar el avance en un esquema de juego reconocible y asentado tras las dudas generadas en las primeras jornadas de la temporada.
El conjunto bético va perfilándose con una columna vertebral en la que son fijos, hasta el momento, el portero Antonio Adán, el central Pezzella, los medios Petros dos Santos y Felipe Gutiérrez, y los delanteros Rubén Castro y, especialmente, la revelación del inicio, Álex Álegría, y el 'renacido' Joaquín.
De ellos, habló Poyet al final del partido ante los malagueños y confesó que la eclosión del delantero placentino no le supone ninguna complicación y que, en todo caso, ésta sería de Tonny Sanabria por la competencia que le puede suponer; y de Joaquín, resaltó una jugada en la que defendió un córner en el minuto 94, lo que demuestra "cómo está física y mentalmente".
El aspecto físico es uno de los más reconocibles del equipo bético en los compases iniciales de la temporada, en los que es visible y se nota la mano del preparador físico Marcos Álvarez, cuyo trabajo ha sido públicamente destacado por Gustavo Poyet y ejemplificado en el dulce estado de forma de Joaquín.
Por otra parte, las lesiones en la defensa -Mandi y Durmisi- han aumentado la competencia en esa zona, en la que han entrado el central tinerfeño Bruno González, debutado el lateral diestro de la cantera Rafa Navarro y jugado, tanto en la zaga como en el centro del campo, el holandés Ryan Donk, fichado este año del Galatasaray turco.
Con todas estas variables, además de las recuperaciones de efectivos que se puedan ir produciendo, el técnico uruguayo ha empezado a preparar su ya habitual partido de los viernes.