Nuevo varapalo en casa para un Sevilla que no gana ni queriendo. Totalmente inhoperante ante un Valencia con diez contra el que se dejó dos puntos trascendentales.
Sin muchas novedades se presentó el conjunto de Unai Emery sobre el tapete del Ramón Sánchez Pizjuán, exceptuando la inclusión de Coke en detrimento del sancionado Diogo y la vuelta de Jo´se Antonio Reyes al once por el francés Kevin Gameiro.
No salió el Sevilla con ese carácter aguerrido como venía acostumbrando en los partidos en Nervión, también propiciado por la intensidad de los pupilos de Pizzi que salieron con claras intenciones de ir a por el partido. Aún así, en el 5 se acercaba el Sevilla a la meta de Diego Alves con una jugada de pizarra al saque de un córner pero en la que Rakitic no logró a empalarla con suficiencia como para crear peligro.
El duelo estaba más que abierto. Ambos equipos querían llegar con todo a las áreas rivales. El gol podía caer en cualquiera de los dos bandos, hecho que no agradaba en demasía a un Unai Emery más inquiento en la banda que en ocasiones anteriores. En el 15 rozó el tanto el colombiano Bacca tras una gran internada pero que se vio frustrada tras la intersección de Mathieu cuando ya encaraba al guardameta che. Partido hermoso para el espectador al fútbol, aunque no tanto para las aficiones. Y es que sólo dos minutos después fue Alcácer el que pudo encontrar el gol para los valencianistas tras un grave error de la zaga nervionense. Por fortuna para los locales, el disparo se fue cruzado ante un Beto casi batido.
Comenzó a caer la posesión del cuero en terreno che. Los naranjas se hacía con la pelota con el paso de los minutos y las llegadas de los visitantes cada vez eran con mayor claridad. El Sevilla estaba atrás demasiado descubierto y el Valencia empezaba a hacer daño en ese punto flaco.
Pasaban los minutos y los de casa ni siquiera se encontraban consigo mismo. El adversario se desenvolvía y jugaba a placer a falta de las marcas y coberturas precisas en los tres cuartos de parcela, Mal, muy mal caminaba un Sevilla que antes del descanso incluso merecía ir perdiendo. Y precisamente, el pitido del colegiado para irse a vestuarios fue lo mejor que le pudo pasar al equipo de Unai, a pesar incluso de que el Valencia levantó el pie del acelerador en los últimos compases del primer periodo.
Más de lo mismo en la reanudación. Con algo más de intensidad los locales aunque la primera clara la tuvieron los de Mestalla en las botas de Fede. Pero llegó el momento de la polémica. En el 49 chut que da en las manos de Ricardo Costa dentro del área pero Álvarez Izquierdo la vio fuera. Penalti que se comió aunque dejó al Valencia con diez por la segunda amarilla al defensor che y con toda una segunda parte por delante. A punto Vitolo de poner al Sevilla por delante en el 55 pero se chocó con Senderos cuando el balón ya se colaba. Ahora sí los de Nervión se lanzaron a por el partido motivado por las circunstancias de jugar en superioridad. Y así llegó el penalti señalado, esta vez sí, a favor de los de Emery pero Rakitic desperdició la pena máxima para poner el primero.
Pero las llegadas eran continuadas. Nuevo paradón de Diego Alves esta vez a bocajarro a cabezazo de Iborra.
Los minutos no favorecieron a los nervionenses que olvidaron jugar con la cabeza para jugar con el corazón. El asedio era permanente ante un Valencia que se dedicó toda la segunda parte a defender, como no podía ser de otro modo, pero las ocasiones claras comenzaron a escasear en los últimos compases del duelo. Al final la tuvo Bacca pero ni por esas. No estaba el partido para que se lo llevara el Sevilla y a Dios gracias que no lo perdió tras una buena primera mitad del Valencia. Ahora hay que volver a pensar en Europa y en el duelo de ida del próximo jueves ante el Maribor. La realidad es que los sevillistas no andan fino pero aún queda mucho.