La actriz francesa Marion Cotillard ha recogido esta noche el Premio Donostia de la 69 edición del festival de San Sebastián de manos de la actriz Penélope Cruz en una gala con un tono alegre, musical y esperanzador que quiere dejar atrás la pandemia.
Cotillard recibió con gran sorpresa la presencia en el escenario de la actriz madrileña, con quien coincidió hace más de una década en el rodaje del musical "Nine" (2009) de Rob Marshall y ambas se fundieron en un largo abrazo, haciendo honor al lema de la ceremonia.
Cruz destacó el impacto que le causó el trabajo de Cotillard en "La vie en rose", el biopic sobre Edith Piaf que le valió un Oscar, un Globo de Oro y un BAFTA. "Voló muy alto, vimos a una actriz maravillosamente poseída por el espíritu de una figura legendaria", señaló.
"Bondad, verdad y magia" son, según la actriz fetiche de Almodóvar, los tres pilares que definen a Cotillard, de quien recordó la época en que coincidieron en los ensayos de "Nine", cuando se forjó una relación "cómplice desde el primer momento" y destacó su talante generoso, noble y a la vez "llena de misterios".
Cotillard, una vez superada la sorpresa, leyó las palabras que traía preparadas en las que daba por inaugurada en este festival su nueva faceta como productora con el documental "Bigger than us", que se proyecta oficialmente mañana y que da voz a jóvenes activistas pro derechos humanos alrededor del mundo.
Una prueba de un posible "futuro luminoso" y un testimonio de "la determinación de los seres humanos, su sensibilidad y su poder", afirmó sobre el filme que dirige Flore Vasseur.
Cotillard recibió el Premio Donostia como reconocimiento honorífico a su trayectoria, tanto en Hollywood como en Europa, marcada por películas con directores como Michael Mann, Christopher Nolan, Woody Allen, James Gray, los hermanos Dardenne, Guillaume Canet, Jacques Audiard, Xavier Dolan o Leos Carax, con quien acaba de estrenar el musical "Annette".
Durante la ceremonia inaugural, además, Carlos Saura presentó su corto "Rosa rosae. La guerra civil", inspirado en una canción de José Antonio Labordeta, con un llamamiento a preservar la memoria histórica.
"Dicen que no hay que recordar pero yo creo que al revés, para que no se vuelva a repetir", dijo Saura y recordó que él fue "un niño de la guerra" y que la vivió entre los 4 y los 7 años en Madrid, Valencia y Barcelona.
"Yo tengo miedo a que se repita la guerra civil española que fue una barbaridad, espero que no, que la política sea más amable y no estos tirones de oreja", agregó el cineasta aragonés.
También hubo un recuerdo al director francés Betrand Tavernier, fallecido en marzo pasado y a Luis Gasca, exdirector del Zinemaldia y promotor del género fantástico, fallecido en julio.
El máximo responsable del festival de Cannes Thierry Fremaux subió al escenario para recordar a Tavernier, "un gran cineasta y cinéfilo" y un enamorado del festival de San Sebastián, donde acudió en varias ocasiones y fue presidente del jurado.
Fremaux bromeó con el hecho de que Tavernier, director de 26 largometrajes y autor de nueve libros sobre cine, le hubiese dicho en alguna ocasión que el festival español era "el mejor del mundo", mejor que Cannes, "por el cine, la gente y la comida".
La gala estuvo conducida por Anne Igartiburu y Cayetana Guillén Cuervo quienes presentaron al jurado de la sección oficial, presidido por la ganadora del año pasado, la georgiana Déa Kulumbegashvili.
Hubo actuaciones de musicales de Asier Etxeandía y de Zea Mays y Rozalén, interpretando "Negua joan da ta", un canto a los nuevos amaneceres después de un largo invierno.
La película inaugural de esta 69 edición del Festival de Cine de San Sebastián era "Un segundo" de Zhang Yimou. El director chino no pudo viajar a España pero dejó grabado un mensaje en el que invitaba a disfrutar más si cabe de su película, un homenaje al cine, en una pantalla grande después de las carencias dictadas por la pandemia.