El cine Albéniz es el único que se conserva en el centro de Málaga de cuantos llegaron a existir hasta hace apenas un par de décadas en la inmediaciones de la calle Victoria y la Plaza de la Merced, donde se encontraban el Astoria, el Victoria, el Andalucía y, un poco más hacia arriba, el Atlántida. También sobrevive el que entonces era cine Echegaray, aunque reconvertido ahora en teatro tras una extraordinaria restauración del inmueble. Guardo muy gratos recuerdos de todos ellos de mis años de infancia, asociados a grandes películas y a la experiencia de asistir a cada una de esas salas. En el Atlántida, por ejemplo, tuve ocasión de ver en versión original Monsieur Verdoux, donde mi ídolo Charlot ya ejercía de Chaplin; en el Albéniz, con seis años, vi por primera vez 2001, odisea del espacio; en el Astoria y el Victoria los James Bond de Roger Moore; en el Andalucía En busca del arca perdida; y en el Echegaray El último emperador. Eran los años en los que el Astoria y el Albéniz lucían en sus fachadas enormes cartelones pintados a mano con las películas que exhibían -en el primero de ellos, para el estreno de Supermán 3, colocaron un Christopher Reeve de varios metros de altura que ocupaba toda la fachada-, a imagen y semejanza del Callao en Madrid y tantos otros cines de la capital.
Ahora Málaga tiene un festival de cine de categoría, pero carece de todas esas salas para proyectar sus películas, concentradas en su mayoría en las multisalas en que acabó reconvertido el cine Albéniz -aunque en su exterior se conserva tal y como era hace cuarenta años-, al que se suman los teatros Cervantes y Echegaray y otras instalaciones alternativas como el auditorio del Museo Picasso, el Centro Cultural Provincial María Victoria Atencia o el Rectorado de la UMA. De todas formas, puede que el Festival llegara tarde a la hora de instalarse en aquella milla de oro del cine de la ciudad, pero llegó en el momento exacto y con las ideas muy claras de aquello a lo que aspiraba y a lo que se ha convertido con el paso de casi un cuarto de siglo: uno de los festivales de referencia de nuestro país y para el cine en español que se realiza cada año a uno y otro lado del Atlántico.
Como ya ocurrió en 2020, esta 24 edición ha llegado marcada de nuevo por la pandemia, lo que ha condicionado tanto la fecha de celebración como la forma de hacerlo. Si el año pasado tuvo que desarrollarse en agosto, en vez del habitual mes de marzo, en esta ocasión se ha elegido junio, para dar tiempo a que muchas producciones paralizadas por la crisis sanitaria pudieran tener listas sus películas para presentarlas en el Festival. Por el otro lado, la alfombra roja sigue desaparecida para evitar la tentación de las aglomeraciones del público, con lo que la presencia de las estrellas ha quedado reducida a sesiones de photocall en el Muelle 1, en el Teatro Cervantes y en el Gran Hotel Miramar. Como exponía el director del Festival, Juan Antonio Vigar, este año vuelve a primar el “cine exhibición sobre el evento social”, lo que, en cualquier caso, permite al público que regrese a las salas y disfrute de “esa experiencia ritual del cine”.
Este año se han presentado 2.321 títulos al certamen, de los que la organización ha seleccionado 31 largos, 23 para la sección oficial y 8 para la sección Zona Zine, así como 53 cortos, 45 documentales y 16 trabajos para la sección Afirmando los derechos de las mujeres. En la sección oficial participan 15 largos españoles -cuatro de ellos fuera de concurso- y 8 latinoamericanos, mientras que en Zona Zine se reparten entre cuatro y cuatro.
Fiel a su filosofía, el Festival ha tenido presente para esa selección que los títulos aúnen lo comercial con lo autorial, las grandes producciones con el cine alternativo, nombres de referencia con jóvenes talentos por descubrir, que ha sido una de las enseñas del certamen desde sus orígenes. De hecho, entre las películas españolas incluidas en la sección oficial hay seis óperas primas y, por primera vez en su historia, se encuentran dos cintas dirigidas por autores malagueños: Hombre muerto no sabe vivir, de Ezequiel Montes, y La casa de caracol, de Macarena Astorga.
Del mismo modo, este año se ha hecho una apuesta decidida por la comedia, género en el que se circunscriben las películas elegidas para la inauguración -El cover, de Secun de la Rosa- y la clausura del Festival -García y García, de Ana Murugarren-, que tendrá lugar el sábado 12 y presentada por Santiago Segura, sin olvidar el particular homenaje al centenario de Luis García Berlanga con la proyección de la versión restaurada de Esa pareja feliz, de la que se cumplen ahora 70 años de su estreno.
No quedan los antiguos cines de Málaga, pero sí una ciudad de referencia para el cine.