La sobredimensionada plantilla de asesores del Ayuntamiento de Algeciras (el triple que el resto de grandes municipios de la comarca juntos), con 15 sólo para el Partido Popular cuenta en sus filas con dos exconcejalas de los anteriores mandatos de Landaluce, un exrival político y hasta la expareja de un antiguo concejal de gran relevancia en los primeros equipos de gobierno de Landaluce.
Las evidentes relaciones de familiaridad, camaradería ideológica y conveniencia desde el punto de vista de la estrategia política podrían arrojar, a ojos de un observador externo, dudas razonables acerca del criterio de selección del primer edil a la hora de firmar los decretos que asignan este personal de confianza.
Partiendo de que estos puestos son de libre designación según la proporción acordada entre los distintos partidos políticos, se le presupone la capacidad, en virtud de la erudición, alta formación o especialización de los elegidos, de cubrir funciones o aptitudes no disponibles entre la plantilla municipal.
Los 15 eventuales de confianza del PP se distribuyen en varios departamentos, con especial énfasis en dos o tres muy específicos: labores de comunicación, desde el gabinete de prensa hasta las redes sociales del alcalde, pasando por la oficina del grupo municipal popular; fondos europeos, a donde han ido a parar también algunos de estos asesores, una de los cuáles tiene un sueldo casi equiparable al de los propios ediles; la oficina del mayor, servicios sociales o en algún caso gestión tributaria.
Llama la atención que mientras otros ayuntamientos suelen contar entre ese personal de confianza con personas expertas en campos como el urbanismo o el plano jurídico- para abordar complejos asuntos de gran importancia para las arcas municipales -como podría ser el caso Escalinata u otros en los que están en juego millones de euros- se destinen buena parte de esos 456.000 euros de los asesores del PP a labores administrativas o que podrían ser asumibles por la plantilla preexistente.
