Se trata de una fórmula impensable hasta hace dos años para el mercado libre que empezó a verse en Cádiz unos años antes de manos de las administraciones. El alquiler con opción a compra es el gancho que están utilizando muchos promotores e inmobiliarias para colocar los pisos que no pueden vender. Esta fórmula concede al cliente más tiempo para conseguir financiación bancaria y se está convirtiendo en el producto estrella en la capital gaditana, no sólo para las viviendas de obra nueva, sino también para las de segundo uso, siempre y cuando las partes estén de acuerdo.
El gerente de Prodyser Servicios Inmobiliarios, José Linares, explicó a este periódico que esta operación consiste básicamente en un contrato de alquiler entre el propietario y el inquilino al que se le añade una cláusula a través de la cual se pacta un precio de venta y una fecha límite para que el inquilino decida si quiere comprar la vivienda o no. Aunque los contratos de alquiler entre particulares deben tener una duración mínima de 5 años, el plazo de venta pactado no tiene porqué coincidir, pueden ser por ejemplo 2 años, o cualquier otro plazo pactado en el momento de la firma.
Según Linares, en este contrato se suele pactar que las cantidades que el inquilino desembolse durante el alquiler, se descuenten del precio final de venta. Este descuento puede llegar incluso al 100% de las cantidades, o puede ser menos, al igual que ocurre con el plazo, dependerá de lo pactado por las partes. Con esto, la clásica frase de “con el alquiler tiras el dinero, pierde su sentido”, explica.
La principal ventaja para el propietario es que se asegura a corto plazo una renta por el alquiler de la vivienda, y además, tiene un posible comprador para el inmueble para dentro de unos años, del mismo modo, puede tener ventajas fiscales durante unos años. Unas ventajas que dadas las circunstancias hacen que esta opción sea el producto estrella.