Según explica su alcalde, José Luis Vázquez, en un encuentro con los medios de comunicación, este modelo de desarrollo propicia la convivencia entre el respeto al medio ambiente, la generación de riqueza y la calidad de vida de los vecinos.
Vázquez tiene claro que las 15.000 hectáreas del municipio, de las que forman parte los centenarios pinares de los Montes de Valsaín y los reales monumentos de La Granja, merecen ser Reserva de la Biosfera y defiende la importancia de este nombramiento porque será “un reconocimiento pero también una protección”.
El Ayuntamiento cree que la concesión reforzaría “el paraguas” que protege este entorno, garantizando “la continuidad” de un modelo de desarrollo sostenible sometido a “fuertes presiones urbanísticas, especialmente ahora que tenemos una estación de AVE a tres kilómetros que nos deja a 20 minutos de Madrid”.
Las Reservas de la Biosfera se crearon en 1970 para proteger espacios representativos de los diferentes hábitats del planeta, donde se produjese la reconciliación entre conservación de la biodiversidad y desarrollo económico.
España es el país del mundo con mayor porcentaje de su territorio declarado Reserva de la Biosfera y, de conseguirlo, el Real Sitio de San Ildefonso se convertiría en el espacio número 35 a nivel nacional, el noveno en Castilla y León y el primero de Segovia.
“Ahora que se ha roto el modelo neoliberal que identifica desarrollo con riqueza inmediata y se reflexiona hacia dónde ir nuestros criterios del siglo XVIII se proyectan en el siglo XXI”, señala el alcalde.
El espacio natural Montes de Valsaín está formado por dos montes de Utilidad Pública, el 85% del término municipal, que se caracterizan por ser el hábitat de especies como el buitre negro, la nutria o de tres parejas de águila imperial.
“Este es un ecosistema en constante transformación, donde todas las especies participan, incluido el hombre”, explica en el encuentro el encargado de la gestión y director del centro Montes y Aserradero de Valsaín, Javier Donés, que destaca que, gracias a una explotación sostenible del bosque, se producen nuevas generaciones de pinos, ya que “la tala dirigida permite que entre luz”.
Pese a que los montes son una importante fuente de riqueza, “la Real Fábrica de Cristales es el mejor ejemplo del modelo de desarrollo que esta comunidad quiere proyectar”, asegura José Luis Vázquez al presentar las actividades únicas de este lugar.
En sus 24.000 metros cuadrados de superficie el edificio acoge el Museo del Vidrio, un taller de fabricación artesanal y las instalaciones de los cursos de formación superior que imparten los maestros vidrieros. “Nuestra producción es a pequeña escala porque lo que queremos es unir la tradición con la visión de futuro”, explica la coordinadora del Museo, María Jesús Valverde.
Pero el vidrio no es sólo una actividad artesanal en el Real Sitio de San Ildefonso, sino también el material de trabajo de la mayor empleadora de la provincia de Segovia, la factoría SGD La Granja, que cuenta con 500 trabajadores y más de 205 millones de piezas al año en sus dos líneas de producción: frascos de alta perfumería y aislantes eléctricos.
Tanto el Ayuntamiento como el director general de esta fábrica, Manuel Hurtado, defienden con rotundidad la compatibilidad de las actividades industriales de SGD con la declaración de Reserva de la Biosfera, ya que “la industria responsable y la ecología son conceptos perfectamente complementarios”, asegura Hurtado.
“Existe una obligación ciudadana de conservar nuestro entorno pero también un derecho ciudadano a buscar un mejor nivel de vida –explica el director de SGD– y éste sólo se consigue con la fabricación de productos y bienes responsables”.
Por ello, Manuel Hurtado destaca que la empresa que dirige no sólo respeta toda la legislación en materia de protección ambiental sino que rige su actividad de acuerdo con los criterios establecidos en el protocolo de Kioto, “consumiendo unas 10.000 toneladas menos de CO2 del que tenemos permitido”.
San Ildefonso es también turismo y monumentos y por ello el alcalde afirma orgulloso que los palacios, junto a los jardines y montes que los rodean, son “nuestra mayor proyección hacia el mundo”.
El representante de Patrimonio Nacional para la gestión de estos tesoros, Nilo Fernández, ensalza el valor de este lugar al mismo tiempo que enumera los problemas de un jardín lleno de necesidades, al que se intenta devolver su apariencia original como objetivo a largo plazo.
“Es un jardín de fuentes, a las que llega el agua a través de 14 kilómetros de tuberías de más de 300 años”, señala Fernández, “y árboles en el último periodo de su vida que piden urgentemente una sustitución”.
Robles, coníferas y acebos abren paso, a través de calles reales, a un excepcional conjunto de estatuas y fuentes con motivos mitológicos que aún conservan parte de su esplendor original.
