Los atropellos de las cosechadoras y la falta de alimento en agosto, septiembre y octubre son las dos principales causas de muerte de las avutardas, unas aves esteparias que están en peligro de extinción y que, mediante el Proyecto Life Natu, podrán salvarse hasta en un 75% de los casos.
Desde el 1 de febrero de 2010 hasta el 31 de diciembre de 2013, este proyecto de ámbito regional, dotado con 8,6 millones de euros, se centra en las Zonas de Especial Protección de Aves (ZEPA) del Alto Guadiato (Córdoba), Campiñas de Sevilla y Fuente Piedra y Campillos (Málaga) y tiene como protagonistas de su trabajo a la avutarda, el sisón, el cernícalo primilla y el aguilucho cenizo.
En el Alto Guadiato, que aporta la mitad de las hectáreas incluidas en el proyecto Life Natu, se han contabilizado 150 avutardas; diez sisones por hectárea, lo que supone una de las poblaciones más densas de Andalucía; 637 parejas de cernícalo primilla, lo que se traduce en una densidad de 0,3 machos por cada diez hectáreas, mientras que la media andaluza es de 0,05 machos por cada diez hectáreas.
Además, hay contabilizadas mil parejas de aguilucho cenizo en toda Andalucía, tal y como ha declarado en una entrevista concedida a Efe, el delegado de Medio Ambiente de la Junta en Córdoba, Luis Rey.
Para reducir las muertes de estas aves, Rey explicó que una de las medidas que se llevarán a cabo es la compra de “cosecha en pie”, que consiste en adquirir las cosechas a los propietarios de las fincas en las que hayan nidificado las aves, con el objetivo de garantizarles el alimento procedente del grano y, al tiempo, evitar que puedan ser atropelladas por las cosechadoras.
También se ampliará la compra a las zonas rastrojeras, de forma que estos mismos agricultores no recojan la paja y en ella puedan habitar insectos, como saltamontes, que servirán de alimento de las avutardas y los sisones durante los meses de agosto, septiembre y octubre, un periodo en el que la mortalidad es mayor debido a la falta de alimento, puesto que no disponen de plantas verdes ni de grano.
Ésta es una de las medidas que se desarrollarán en el programa y que, además de evitar o disminuir la mortalidad de aves esteparias, apuestan por incrementar la disponibilidad de alimento, contribuir a la diversificación del paisaje agrario, reducir los riesgos de mortalidad por colisión y electrocución en tendidos eléctricos de las aves, implementar medidas de sensibilización e implantar modelos de gestión del hábitat compatibles con las actividades agrarias en el desarrollo sostenible.
La creación de estructuras de nidificación para el cernícalo primilla, la señalización de los vallados, la creación de linderos, la construcción de charcas y bebederos son otras de las iniciativas que se prevé desarrollar en el marco de este programa, que está financiado en un 55% con fondos europeos.
Con estas medidas, se espera no sólo reducir la mortalidad de las avutardas en un 75% por efecto de la cosecha y en un 90% las muertes ocasionadas con tendidos eléctricos, sino también implicar a 120 propietarios de fincas agrícolas mediante la firma de convenios de colaboración, la creación de iniciativas turísticas vinculadas a las aves esteparias y elaborar una oferta para visitantes de un turismo de naturaleza.