La reunión se prolongará también hoy y es posible que en ella Benedicto XVI dé a los prelados la carta que prometió a los fieles católicos irlandeses el pasado mes de diciembre, en la que les indicará “claramente”, según dijo, las iniciativas adoptadas para responder a la situación.
La carta podría ser ya leída el próximo Miércoles de Ceniza en las iglesias irlandesas, según señalaron fuentes vaticanas.
A la reunión de ayer asistieron el cardenal arzobispo de Armagh y primado de Irlanda, Sean Brady, y el arzobispo de Dublín, monseñor Diarmuid Martin.
Por parte del Vaticano lo hicieron, además del Papa, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, los purpurados Giovanni Battista Re, prefecto de la Congregación para los Obispos, y Williams Joseph Nevada, prefecto para la Doctrina de la Fe, y el arzobispo Francesco Coccopalmeiro, presidente del Consejo Pontificio para los Textos Legislativos.
La reunión se celebró a puerta cerrada y no se espera que el Vaticano informe de la misma hasta hoy, una vez concluida.
La cita comenzó con una misa oficiada por Bertone en las Grutas Vaticanas, en la que el número dos de la Santa Sede dijo que es necesario que los curas pederastas “reconozcan sus culpas, ya que de las pruebas puede llegar la renovación interior”.
El purpurado agregó que las tormentas dan miedo, “sobre todo aquellas que sacuden la barca de la Iglesia por culpa de los pecados de sus miembros”, pero precisó que de esas tormentas puede llegar la “gracia de la conversión y una fe más grande”.
El cardenal, no obstante, agregó que la tormenta “más peligrosa es la que toca los corazones de los creyentes, sacude su fe y amenaza su capacidad de confiar en Dios”.
Brady agregó que este encuentro ha sido “muy preparado” y es un “paso más de un largo camino”. Asimismo expresó su deseo de que dé paso “a un proceso de arrepentimiento, renovación y reconciliación para el bien de todos”. Agregó que el objetivo del Vaticano y de la Iglesia irlandesa es “la tutela de los niños”.
Esta reunión es la continuación de las celebradas los pasados meses de junio y diciembre en el Vaticano, en las que el Papa reiteró su “tolerancia cero” para estos casos, en la misma línea que ya adoptó con hechos similares en EEUU y Australia.
La primera reunión se produjo tras conocerse el Informe Ryan, que desveló que miles de menores fueron objeto de abusos sexuales y torturas físicas y psíquicas en instituciones estatales regentadas por religiosos de Irlanda durante casi 70 años.