José Rivera ‘Riverita’, quien ha fallecido en su localidad natal de Barbate (Cádiz) a los 75 años, ha sido el menos mediático de los hermanos Rivera Pérez y, como matador de toros de alternativa, siempre estuvo a la sombra de su hermano pequeño y gran figura del toreo, Francisco Rivera 'Paquirri'.
Riverita, en cualquier caso, tiene su propia historia personal y taurina. Era un año mayor que Paquirri y, cómo él, alimentó su vocación escuchando las historias y enseñanzas de Antonio Rivera, su padre"
Bohemio y genial, Riverita siempre fue muy querido por sus allegados y siempre rehuyó adentrarse en el fragor mediático que ha acompañado a su familia, especialmente desde la muerte de Paquirri después de la trágica cogida de Pozoblanco (Córdoba) en 1984 y las posteriores polémicas por la partición de su legado.
Sólo hizo una concesión a esa discreción cuando, espoleado por la oferta del promotor José Luis Martín Berrocal, aceptó retomar su carrera taurina después de la muerte de su hermano menor. Se trataba de una maniobra comercial que tuvo escaso recorrido: Riverita desistió pronto del empeño y volvió a Barbate aunque nunca dejó de estar vinculado al mundo del toro.
Riverita, en cualquier caso, tiene su propia historia personal y taurina. Era un año mayor que Paquirri y, cómo él, alimentó su vocación escuchando las historias y enseñanzas de Antonio Rivera, su padre, un novillero fracasado que guardaba como oro en paño las fotografías de su debut en la plaza de Las Ventas.
El infatigable Antonio Rivera los fogueó en los tentaderos y las ganaderías de la Ruta del Toro, donde fueron ganando ambiente antes de dar el salto a las plazas del entorno del Campo de Gibraltar mientras su fama comenzaba a trascender de Barbate, donde su padre trabajaba como conserje del matadero y hacía trapicheos con reses de carne. Pero eran dos toreros, y dos personalidades, absolutamente distintas.
Si Paquirri era el tesón, el amor propio y la indeclinable voluntad de ser, su hermano Riverita destacaba por sus formas artísticas y algunas genialidades que no dejaban de ser la fachada de una personalidad bohemia y desprendida, también falta de ambición.
El acento artístico de José había enamorado inicialmente a los aficionados, aunque acabarían decantándose por la solidez profesional de Paquirri, que no tardaría en tomar aura de figura en ciernes.
El periodista y escritor Antonio D. Olano refiere en su libro ‘Dinastías’ una conocida anécdota que da fe de las distintas situaciones taurinas de los hermanos. Toreando en Sanlúcar de Barrameda, Antonio Rivera se las ingenió para que los novillos de mejor nota los torease José. Su hermano Paquirri, que había quedado por debajo de su hermano, advirtió la jugada después del festejo y rompió a llorar.
Su padre lo cogió a solas y le hizo ver que tenía más confianza en él: “Tú puedes resolver todos los problemas que te plantee el toro mejor que él y lo sabes; Pepe es el que necesita que se le preparen los novillos para que pueda lucirse”, fue la respuesta del progenitor que ya adivinaba el destino de sus vástagos.
Con esos condicionantes, la carrera del menor despegó con fuerza propia desde sus tiempos de novillero. Riverita, de alguna forma, quedó estancado y tampoco logró el despegue necesario a raíz de su encerrona en solitario en la plaza de la Maestranza, el 10 de agosto de 1967, saldada con una solitaria oreja.
Trataba de ganar ambiente para su alternativa, que tomó en el Puerto de Santa María el 1 de septiembre de aquel año en la plaza de toro del Puerto de Santa María y de manos de Miguel Mateo 'Miguelín'.
Su carrera como matador tampoco toma vuelo mientras su hermano Paquirri camina hacia la cima. El año de su alternativa sólo toreó dos corridas más; dos fueron en el 68; tres en el 69. En 1971 lograría confirmar su alternativa en Madrid de manos de Jerezano. Corta una oreja pero el ritmo declinante de sus actuaciones le llevaría a retirarse a mediados de aquella década.
Su hermano rescató su nombre anunciándole como sobresaliente de la trascendental encerrona que protagonizó en la Beneficencia madrileña de 1980. Cuatro años después moría en Pozoblanco abriendo una espita inagotable de interés mediático al que Riverita, más allá de la fallida exclusiva de Martín Berrocal, fue ajeno.
Pero Riverita volvería a torear. Lo hizo, puntualmente en un festival organizado en Zahara de los Atunes el 12 de abril de 2003, arropado por sus sobrinos toreros: Francisco Rivera Ordóñez, José Antonio Canales Rivera, hijo de su hermana Teresa, y Cayetano Rivera Ordóñez que aquel día debutó en público después de su tardía de decisión de dedicarse al toreo.
Los hermanos Rivera Ordóñez, precisamente, fueron a visitar a su tío a finales del pasado mes de noviembre acompañados de Kiko Rivera Pantoja en el fragor del enfrentamiento con su madre por el reparto de la famosa herencia.
Los hermanos, que ya conocían el estado irreversible de su tío José, salieron aquel día de la casa de Barbate con un capote de brega de gran significado familiar y un paquete de viejas fotografías.
Barbate
'Riverita', siempre a la sombra de 'Paquirri'
Si Paquirri era el tesón y el amor propio, su hermano Riverita destacaba por sus formas artísticas y otras muchas genialidades
- Álvaro Rodríguez del Moral / Efe
- Barbate Cultura
Publicado: 22/01/2021 ·
15:53
Actualizado: 22/01/2021 · 15:53
Bohemio y genial, Riverita siempre fue muy querido por sus allegados y siempre rehuyó adentrarse en el fragor mediático que ha acompañado a su familia
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