Ciento setenta años

Publicado: 11/03/2020
Autor

Remedios Jiménez

Licenciada en Historia, docente y verso suelto

Atando Cabos

Una mirada sobre lo que nos pasa día a día, bajo los titulares de la incesante actualidad

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Serán necesarios ciento setenta años para que las brechas abiertas entre mujeres y hombres se cierren
Hace ciento setenta años los obreros especializados de Nueva York opinaban que el salario era una forma de esclavitud. No porque tuvieran mucha razón, las cosas han cambiado ni un poquito. Hay cosas que perduran, no porque sean deseables, y la mayoría, sin que se explique abiertamente el por qué.

Si mañana fuera a un aula de segundo de primaria a hablar de la igualdad entre hombres y mujeres, creo que los chavales se extrañarían. Para ellos es más que evidente que somos iguales, incluso lo han repetido y puesto en murales la semana pasada. Pero a pesar de la desilusión que les produciría, encontraría necesario explicarles que, en la práctica, no.

Si fuera a una residencia para personas mayores, para hablarles de feminismo, allí sí que lo tendrían más claro, no somos iguales, para ellos sería una cuestión de evidencia. Pero sin salirme del tiempo pactado ni de las maneras educadas les expondría el derecho a la igualdad que nos merecemos.

Entre la gente joven, muchos se declararían adeptos a la igualdad, aunque algunas apostillando la manida frase de: “Pero yo no soy feminista”. Otros se agarrarían al odio a los hombres de las denominadas: “feminazis”. Muy repetido también entre algunos hombres y mujeres de edad madura. Felizmente, la mayoría de las mujeres de cincuenta, que saben cuánto ha costado, están a favor del feminismo.

Hace ciento setenta años la gente creía en el cielo y en el infierno. Los necesitaba. Había tanta mortalidad infantil que era imposible vivir en un mundo donde después de la muerte no los esperara un paraíso. Un enorme jardín lleno de setos de variadas formas, flores de todo tipo y una casa caliente en la que jugar. Incluso sería de personas viles negárselo a tantos padres desolados.

Ahora hay minas de oro donde trabajan niños de ocho años a los que se le hacen escáneres por si han tragado alguna pepita. En estos lugares hay misioneros, siguen siendo muy necesarios. Pero en el primer mundo no tienen ya mucho éxito, hay buenos hospitales y confianza en la ciencia.La humanidad evoluciona para no necesitar un cielo, pero ¿seguirá siendo así para las mujeres? Se calcula que serán necesarios ciento setenta años para que las brechas abiertas entre mujeres y hombres se cierren. Mientras tanto, mujeres elegid: luchad por vuestros derechos o rezad por ellos.  

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