Ya advertimos acerca del desánimo que se palpaba en el ambiente y en las facciones en la mayoría de políticos de distintos niveles que acudieron a la inauguración de la Sesión Plenaria de la Cumbre del Clima, supuesto, únicamente excluido por el cierto entusiasmo demostrado por los científicos y sus aplausos en el intercambio e identificación de aciertos en resultados obtenidos.
Pero cuando se va acercando la Jornada de Clausura y un político de la experiencia de Antonio Guterres, en recientes manifestaciones en la Web de Naciones Unidas, deja tantas puertas abiertas y accesibles para cualquier tipo de salida, no aparenta significar que las conclusiones finales vayan a ser muy satisfactorias. De hecho, en estos momentos no existe ni aproximación de acuerdo.
Cuando EEUU nos envía a políticos del partido demócrata, hoy en la oposición, de la talla de John Kerry de rancia educación bostoniana, exsecretario de Estado con la generación política de Obama, aún con el don de la palabra, sin un papel en sus manos de apoyo a su discurso, y además, manteniendo el dominio de los escenarios...
Cuando también recibimos a Al Gore, exvicepresidente, con Clinton, de la misma procedencia partidista, precursor hace años del anuncio de la crisis climática, y hoy empresario de multinacionales...
Cuando igualmente Hollywood, nos manda a sus “viejas glorias” como Harrison Ford, en este caso apoyando al precandidato demócrata, Michael Bloomberg...
Todas estas exhibiciones nos sirven para confirmar que la Administración republicana, hoy en el poder, no se encuentra en absoluto por labor de intermediar o suavizar, junto a otras potencias contaminantes, la crisis que soporta el Planeta.
Y si a ello unimos que la delegación presente en la COP-25, con la que charlamos al principio, dejaba entrever más o menos que su presencia en Madrid respondía a convertirse en una especie de “testigo distinguido” sobre lo que sucedería en la capital de España...
Si además añadimos, aunque no tenga influencia al respecto, pero sí acompañan, que nuestras relaciones no atraviesan por el mejor momento con nuestros supuestos aliados, sólo comparables a la de la época del Gobierno Zapatero, el cual en un desfile de las FFAA pasó olímpicamente de la bandera de barras y estrellas, no realizando, al menos, el menor gesto, de “cortesía política” de intentar incorporase en su asiento a dicho paso.
Aquello probablemente fue un insulto para el pueblo americano y esas cosas muchos estadounidenses tardan tiempo en olvidarlas. Los conozco un poco.
Otro aspecto llamativo, al que aludíamos en crónica anterior, se refería a la arenga de Guterres sobre 170 empresas disponibles para caminar “juntos de la mano” y que probablemente aumenten como supuesto de creación de opción de “establishment empresarial” y creación de empleo.
Habrá que estar atentos al desarrollo de tal opción, ya que se reflejaron algunas hipótesis al respecto en dicha crónica.
Ahora se explica la gran presencia en la zona noble y azul de un gran número de empresas tecnológicas con sus interminables programas de charlas a otros participantes sobre las grandes ventajas de los productos que representan.
En la zona menos noble, La Verde, se ofrece a algún caminante sediento, como el autor, un vaso más bien pequeño de zumo fresco de naranja a cambio de aguantar sentado durante 15 minutos la charla pertinente que te ofrecen previa a degustar dicho zumo.
Naturalmente, pero no al hilo del zumo, les manifesté que mi precio era algo más alto y opté por dirigirme a una de las zonas de restauración donde aboné 3,10 euros por un minúsculo refresco de Cola.
Por último, también expresamos nuestras dudas acerca del supuesto entorno económico-financiero de Greta Thunberg.
Surgen dudas para distinguir con claridad cuáles son los auténticos protagonistas entre bambalinas y sus objetivos bajo un rostro con marketing angelical.