Este fin de semana he participado en la Jura de Bandera que se ha realizado en la Plaza de España y en la que, junto a mí, han jurado la enseña nacional más de 2000 personas. Sinceramente ha sido una experiencia inolvidable y sumamente recomendable. Para quienes, como yo, se libraron de la prestación del servicio militar obligatorio, tras su eliminación en el año 2002, este tipo de actos transmitían una connotación exclusiva militar con un carácter añejo o en desuso, muy alejados de la vida civil ordinaria. Pero he de reconocer que estaba completamente equivocado.
El acto está lleno de simbología y de respeto por los derechos y obligaciones básicos de cualquier ciudadano. En definitiva, la Bandera de España representa nuestra historia común, nuestras tradiciones, nuestras costumbres, nuestra lengua y a todos los españoles que han hecho de este país lo que hoy conocemos.
En la práctica, la Jura civil es la expresión cívica, pública e individual de lealtad hacia España y hacia los españoles. Algo sencillo de explicar en teoría, pero no en la práctica. De hecho, la fórmula de la jura o promesa se ciñe a "¡Españoles! ¿Juráis o prometéis por vuestra conciencia y honor guardar la Constitución como norma fundamental del Estado, con lealtad al Rey y, si preciso fuera, entregar vuestra vida en defensa de España?". Se trata, por tanto, de exteriorizar un compromiso por defender los intereses colectivos y comprometerse a ser simple y llanamente un buen ciudadano, que decide, por voluntad propia, mostrar ante todos que está decidido a contribuir al bien común. Es una promesa pública que uno se hace a sí mismo y que puede desempeñar en cualquiera que sea su labor en la sociedad, ya en el seno del ámbito profesional o familiar, en el entorno público o privado. Y se circunscribe a cuestiones básicas como el cumplimiento de la Ley, el pago de impuestos, colaborar con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, comportarse de forma adecuada, el respeto por los demás, etc. O sea, pautas del comportamiento en sociedad que se presuponen obligadas pero que por desgracia se olvidan con facilidad. La Jura igualmente significa, dentro de estos valores éticos, el apoyo a la seguridad y a la defensa de España, algo que indiscutiblemente guarda relación con lo anterior, sin que sea necesario entrar en un conflicto bélico para llevarlo a cabo, pues el bien común de todos debe defenderse día a día.
Por desgracia en este país sentirse español o exteriorizar algún tipo de sentimiento patriótico es fácilmente criticable y encuadrable en tiempos pretéritos o extremos políticos, y sinceramente, no puede entenderlo, ni compartirlo. Defender el bien común no puede ser criticable sino elogiable. Yo me siento orgulloso de ser español, así lo he sentido siempre, así me lo han trasmitido y así lo transmitiré. ¡Viva España!