L a palabra pescaíto, / ¡qué dicción tan singular! / No se puede pronunciar / vocablo más exquisito. / Su nombre es de los divinos / y es sabrosa distinción / cuya denominación / se acuñó en Torremolinos’. Así rezan los versos del poema ‘Pescaíto de Torremolinos’, que aparece en el libro ‘Torremolinos, mi sol, mi amor’, editado en 2013.
En efecto, el vocablo ‘pescaíto’ fue acuñado en Torremolinos, concretamente en La Carihuela, a mediados del siglo XX, cuando los carihueleños ofrecían con gracia a los visitantes, en los chambaos que por entonces se montaban en la playa, una muestra gratuita de sus culinarias delicias marinas. Ya lo dice también el poema: ‘Mediado ya el siglo veinte, / fueron los carihueleños / los que, atentos y risueños, / obsequiaban a la gente / con los manjares del mar / ricamente elaborados / en sus chambaos y regados / con un buen vino a la par’.
Con el tiempo La Carihuela se ha convertido en la sartén mundial del pescaíto. Se cuentan ya por millones los comensales de todo el mundo que han tenido y tienen el privilegio de paladear las glorias del mar tan ricamente elaboradas en este paradisíaco rincón de la Costa. La Carihuela realmente ha creado escuela y no encuentra paralelismo en ningún otro lugar. Bien lo describe el poema: ‘Tan insólita atención / ocurrente y placentera / no la hubo en la costa entera / ni en costa de la nación. / Fue así que La Carihuela / marinera y pescadora, / del pescaíto hoy señora, / creó de la mar escuela. / Sea frito, sea asado, / su pescaíto en cuestión / competencia o parangón / en otro lugar no ha hallado’.
El inolvidable Manolo Jota escribió que ‘La Carihuela es la mayor y mejor concentración gastronómica para comer pescado dentro y fuera de España’. Y razón le sobraba. A ello añadimos el nivel de máxima y agradable atención que recibe el visitante por parte del personal que atiende las concurridas mesas de los distintos restaurantes alineados a lo largo del paseo. Aquí el ‘pescaíto’ se ha convertido en sinónimo de Torremolinos.
Y para concluir estas breves líneas, nada mejor que subir a la palestra los versos finales de ese otro poema, un soneto dedicado al ‘pescaíto’ de Torremolinos, que se inserta en el mismo libro, donde leemos: ‘Ven alegre a este pueblo venturoso / y del mar, pescaítos con acierto, / saborea sus frutos tan divinos, / que no existe otro pueblo más rumboso / que se dé al mundo entero tan abierto / como abierto se da Torremolinos’.