El trabajo ha evolucionado y se ha ido dejando a las máquinas las tareas más pesadas. En contrapartida, las nuevas tecnologías, la robótica, la informática, la automatización, etc., han dado lugar a nuevos riesgos y se ha hecho mucho más frecuente la fatiga nerviosa ante tareas más diversas que exigen un mayor esfuerzo mental, más atención y concentración; siendo la fatiga un factor complejo que comprende los cambios fisiológicos que experimenta el cuerpo humano como consecuencia de las sensaciones de cansancio de los trabajadores y que provocan una disminución de su rendimiento. El estrés y el agotamiento pueden dar paso a la enfermedad y a la aparición de múltiples trastornos que pueden ser causa de accidentes de trabajo.
Entre las causas que provocan la fatiga crónica están las emocionales, las físicas y las biológicas. En las emocionales influyen la frustración, baja estimulación, estimulación excesiva, insatisfacción, temor al fracaso profesional, la preocupación en lo laboral por las tensiones, la competitividad, traslados de trabajo o ciudad, etc. En cuanto a la estimulación excesiva, mencionaremos el estrés del dirigente, que se origina debido a la carga de información, su dificultad para seleccionarla y decidir sobre ella, lo que determina que se piense en un error de órdenes, llevando esta situación a alteraciones del organismo que pueden desembocar en depresiones o en infartos. Aunque “hay una sola sensación de fatiga”, es preciso distinguir entre fatiga física y mental.
En la baja estimulación, como ocurre en el trabajo en cadena, donde el trabajador repite los mismos gestos durante toda la jornada, aparecen la monotonía y el hastío unidos que hacen mella en el mismo. En las causas físicas influyen el agotamiento por esfuerzos, agravado por ciertas condiciones ambientales de temperatura:humos, polvo, ruido, etc. Es decir, que se llega a la fatiga crónica por alteraciones del equilibrio biológico, dándose en trabajos de noche o a turnos, originando insomnio, trastornos digestivos y cardiovasculares. Pero no siempre la fatiga es un fenómeno negativo, pues cuando aparece la sensación de cansancio se nos está avisando de que debemos hacer una pausa porque puede surgir el accidente en cualquier momento si seguimos trabajando.
Como medidas de prevención ante el estrés laboral y por su complejidad, podríamos citar: hacer el trabajo lo más interesante posible; introducir métodos y pausas adaptadas al tipo de trabajo, a la persona que trabaja y al ambiente en que se trabaja; reducir al máximo la duración del turno de noche; lograr una organización del trabajo eficaz, teniendo en cuenta la carga de trabajo de las personas; que la ergonomía del puesto de trabajo sea la adecuada; que el ambiente no tenga mala iluminación, exceso de ruido o demasiada temperatura; afrontar los problemas y situaciones con la debida calma, teniendo en cuenta que en nuestra vida también debe haber tiempo para el ocio. Y por supuesto, para que el concepto de estrés laboral no surja debe existir una concienciación clara entre trabajadores y empresarios.
El estrés laboral
En la baja estimulación, como ocurre en el trabajo en cadena, donde el trabajador repite los mismos gestos durante toda la jornada, aparecen la monotonía y el hastío unidos que hacen mella en el mismo
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