El miércoles 7 de mayo, tuvo lugar  la tercera de las conferencias de la Semana de Teología en Baza, a cargo del profesor Marcelo López Cambronero, doctor en Filosofía, director del campus de la Internacional Academy of Philosophy de España y co-autor del libro "Francisco, el Papa manso".  Cambronero habló de “los cristianos laicos y el llamado a primerear del Papa Francisco”. Esta misma conferencia se va a repetir en la tarde del jueves 8 de mayo en la ciudad de Guadix.
Mercedes Reche, directora de Cáritas Interparroquial de Baza, fue la encargada de presentar al poniente, quien agradeció,  en primer lugar, al Obispo de Guadix  la invitación a participar a estas jornadas y, en segundo lugar, al Arciprestazgo de Baza su acogida y, en especial, a los asistentes allí presentes.
Antes de comenzar la conferencia, Marcelo López planteó  una cuestión inicial que inquieta: los cristianos organizan su vida "al margen de Cristo" aun confesando la fe en él y teniendo una práctica católica.
Los cristianos, laicos y no laicos, “hemos vivido y vivimos en gran medida dentro de esta concepción de dos órdenes separados con fines distintos, que es en el fondo lo que ha provocado la profunda secularización de Occidente”, dijo.
Y destacó cómo advierte el Papa Francisco que muchos laicos se han acostumbrado a vivir como si la Iglesia fuera ajena a ellos. Es como si la Iglesia, vino a decir,  prestara un determinado servicio de tipo ritual al que el laico acude cuando lo necesita, pero que inmediatamente olvida  en medio de los quehaceres diarios.
Ante esta situación, el ponente desarrolló, a través de una exposición clara y directa, cómo el Papa, en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium, invita a los laicos a salir de esa dinámica con las siguientes ideas:
1. Vivir todos los aspectos de la vida cotidiana desde el encuentro con Cristo y la experiencia que todos los cristianos han tenido de Él en la Iglesia.
2. "El primerear de Cristo", expresión del Papa Francisco para indicar la "idea de hacerse prójimo de los otros".
3. Salir al encuentro de las periferias existenciales, a las que alude el Papa en la Alegría del Evangelio.