El Recreativo volvió a aburrir y desesperar a su público en otro flojo encuentro en el que no pasó del empate a cero, y pudo ser peor
Otra jornada aciaga, sin fútbol, y lo que es peor, sin resultado. Porque a estas alturas de la temporada, cosechar sólo un empate, y a cero, en tu propia casa, y contra un equipo de la parte baja de la tabla, es otro desastre que sumar más para el equipo de Sergi Barjuan. Este domingo, más de lo mismo: un flojo Recre se queda ahora que acumula ya 630 minutos sin hacer un gol en jugada, son siete partidos, donde sólo marcó uno de penalti. Pero es que el Decano, una vez más, cava y cava, hacia abajo, dio muy poca sensación de peligro y para aspirar a disputar el ascenso hay que hacer mucho más y hay que ser mucho mejor. Las jornadas pasan, grises, muy grises, y las sensaciones son cada vez peores, ya que el Recre es ahora noveno y después de toda la temporada metido en puestos de ascenso directo o de liguilla de ascenso, ahora, a la hora de la verdad, cuando hay que apretar, cuando hay que demostrar que se vale para algo, nada de nada. Ni por el entrenador ni por los jugadores. Lo que deja en evidencia también, a la directiva. Este Recreativo, no es sólo que no dé sensación de peligro, es que le cuesta la misma vida generar aunque sea juego, pero además, acaba teniendo que encomendarse al acierto de Jesús Cabrero, que ha vuelto a salvar al menos un punto, ayudado por la impericia de los delanteros del Numancia, dicho sea de paso, que demostró por qué es el rey del empate y no de la victoria. Así, poco se puede esperar.