Vencida de rebuscar entre los razonamientos que nos hacen disolver la individualidad entre la masa homogeneizada, siguen encendidos los mismos interrogantes… ¿Los seres humanos podemos comprometernos y aceptar los desafíos de formar parte de este Mundo? Desde la autonomía de “ser y actuar” ¿llegará el momento histórico donde la libertad sea nuestro referente y guía, sin necesidad de sistemas opresivos e impositivos con fronteras alienantes? ¿Veremos señales donde los derechos sean, a su vez, alianzas con las responsabilidades equitativas? Así Erich Fromm en su obra, “El Miedo a la Libertad”, se plantea cómo en la trayectoria histórica de diversos continentes, las personas, grupos y comunidades en situación de desprotección social, aún continúan con el esfuerzo ingente de “romper las cadenas económicas, políticas y espirituales” queriendo hallar “nuevas libertades en oposición con los que tienen privilegios que defender”. Llegan hasta el extremo de asumir, innumerables padecimientos, ya que era y es “preferible morir en la lucha contra la opresión a vivir sin libertad” siendo por lo tanto, el más elevado testimonio de la individualidad. Pero… ¿cuál es la lectura que deberíamos tener en cuenta con la experiencia acaecida? La hegemonía y el poder, en su amplio espectro, va minando paulatinamente. Con la tendencia mayoritaria del ser humano de aferrarse a sus fauces, se da paso a esa putrefacción de los valores y principios éticos y/o morales. El hedonismo y los intereses particulares entierran a los colectivos. La economía social, solidaria y justa, se relega a la última posición de las prioridades gubernamentales. Todas las instituciones establecidas (economía, cultura, ideologías, Estado, Mercado…) deberían tener, como punto de partida real, el incremento y participación de la personas, con sus potencialidades y capacidades, de tal forma que su realización integral, su bienestar individual y colectiva, sean el resultado final de las mismas. No tiene lugar entonces, el sometimiento, las condiciones de esclavitud, la sumisión absoluta… “las conquistas fundamentales no solamente han de ser conservadas, sino que también deben ser desarrolladas y fortificadas”. La ciudadanía, debemos increpar, resistirnos y no aceptar las actitudes tiránicas, los golpes de fusta en forma de normativas de materia urgente o recortes de derechos adquiridos. Quizás las mayorías absolutas, no deberían establecerse por el número de votantes, sino por la garantía progresiva, liberadora y demostrada, de la búsqueda e implementación de una sociedad, integrada por tadas/os, sin distinción de sexo, género, clase social, orientación sexual, posicionamiento ideológica…
belenrios175@hotmail.com
Eutopía
Individualidad liberadora
Vencida de rebuscar entre los razonamientos que nos hacen disolver la individualidad entre la masa homogeneizada, siguen encendidos los mismos interrogantes…
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