El pregonero defiende que la Semana Santa es la fiesta ?más barata y rentable? para la ciudad
Recibió la llamada del Consejo Local de la Unión de Hermandades por sorpresa, ya que no se encontraba en ninguna de las quinielas para pregonar la Semana Santa. El hecho de no ser un habitual de los atriles le aconsejó empezar a trabajar en el Pregón de manera inmediata, con el objetivo de evitar las prisas de los días previos al Domingo de Pasión. Ahora, pasada la sorpresa inicial, empieza a acostumbrarse a su condición de pregonero.
—¿Se siente ya pregonero de la Semana Santa de Jerez?
—Me voy sintiendo pregonero gracias sobre todo a las felicitaciones anónimas que recibo por la calle y a los primeros homenajes que van ofreciendo las hermandades y asociaciones. Todo esto facilita que uno vaya poniéndose en situación. Sin embargo, sí tengo que reconocer que todavía se me hace muy cuesta arriba pensar en que voy a subir a las tablas del Teatro Villamarta para pregonar la Semana Santa. Todavía no me veo en ese momento. Sinceramente, creo que no me voy a terminar de enterar hasta que llegue el Domingo de Pasión. Lo que sí puedo decir es que estoy muy contento.
—¿Qué es lo que más le ha llamado la atención desde que fue nombrado pregonero?
—El hecho de que personas a quienes no conozco absolutamente de nada me paren por la calle y me feliciten. Eso me da a entender la importancia que tiene la Semana Santa a nivel sociológico. Es algo que como cofrade intuía, pero que me ha llamado mucho la atención al vivirlo en primera persona. Me quedo con el cariño con el que la gente me trata.
—¿Cómo está el Pregón? ¿Va a tener tiempo de vivir la Cuaresma o estará escribiendo hasta el último día?
—Cuando me han invitado a dar una conferencia, o cuando escribí el Pregón de la Semana Santa de Bornos o el de los Reyes Magos de Sanlúcar, siempre apuraba hasta el último momento. Siempre me he acostumbrado a escribir bajo presión. Esta vez, sin embargo, ha preferido adelantar el trabajo todo lo posible en previsión de que la presión terminara resultando insoportable. Decidí que la base del Pregón debía estar terminada a finales de enero y más o menos lo he logrado.
—¿Cómo será su Pregón?
—Pretendo hacer un recorrido por la Semana Santa a través de las edades del hombre, desde la infancia hasta la vejez, basándome en experiencias y vivencias personales y, sobre todo, en cómo creo yo que se vive la Semana Santa dependiendo de esas edades. Como no he vivido la vejez, voy a dedicar el Pregón a las personas mayores, porque de algún modo son ellas quienes han hecho posible la Semana Santa. Todo ello se irá entremezclando, no serán bloques cerrados.
—Entiendo que primará la prosa por encima del verso...
—Efectivamente, será un Pregón básicamente de prosa, aunque voy a tratar de conmover el alma de las personas, y eso también es poesía. No acostumbro a versificar, pero también tengo intención de incluir algunos poemas para imprimir un ritmo bonito al Pregón.
—¿Cuánto tiempo piensa estar ante el atril de Villamarta?
—Mi intención es no alargarme más allá de una hora y cuarto. De hecho, creo que tengo que recortar algo de lo que ya he escrito.
—¿Qué mensaje pretende trasladar a quienes acudan al teatro o sigan el Pregón por la radio o la televisión?
—Fundamentalmente quiero transmitir la ilusión que todos tenemos cuando llega una nueva Semana Santa, para que la gente salga del teatro con ganas de vivir esos días. También transmitiré la creencia de un cristiano que entiende la Resurrección como aquello que da sentido a su vida y a la propia estética de la Semana Santa andaluza.
—¿Le gustan los palcos?
—Nunca he sido de palcos. Recuerdo que de pequeño, cuando salía con los amigos, solíamos pasar por un palco en el centro de la calle Larga, pero lo utilizábamos realmente como centro de operaciones. El año pasado alquilé un palco por primera vez porque tengo dos niños pequeños y eso te obliga a vivir la Semana Santa de otra manera.
—¿Qué opinión tiene de la situación que se ha generado este año?
—Creo que tanto el Consejo como los propios hermanos mayores han gestionado extremadamente bien la postura adoptada por el Ayuntamiento y que la decisión final es la acertada. A partir de aquí, entiendo que se sientan unas nuevas bases de cara al futuro. Hay que tener en cuenta lo que suponen las hermandades para la ciudad, porque no sólo se dedican a sacar unas procesiones a la calle. Jerez debe darse cuenta de que la Semana Santa es la fiesta más barata y rentable para el Ayuntamiento, porque la montan las hermandades y luego repercute directamente en muchísimas personas. Creo que es algo que históricamente no hemos sabido vender.
—¿Son las hermandades más independientes ahora?
—Día a día vamos siendo más independientes y creo que es importantísimo que lo seamos del todo. Entiendo que si se negocian bien esos convenios pendientes con el Ayuntamiento podremos disfrutar una independencia plena. La independencia te permite ser lo que tus hermanos quieren que seas y servir a la ciudad desde tu propia conciencia.
—¿Qué papel deben jugar las hermandades en la sociedad actual?
—En primer lugar, son la base de una serie de principios morales y religiosos que vertebran a una buena parte de la sociedad andaluza. En una sociedad tan materialista como esta, es importante que todavía existan asociaciones con tirón popular que pongan sobre la mesa valores como el altruismo o la espiritualidad. Además, las hermandades deben estar siempre al servicio de las personas, y prestarles ayuda espiritual y moral, tal y como se ha venido haciendo hasta ahora. Y también prestar esa ayuda material que a veces reclaman tanto la sociedad como nuestros propios hermanos.