Las Cofradías ceden ante el Consistorio
La medida no ha sentado bien entre el colectivo cofrade al considerar que verán mermados los ingresos
La presente edición de la Feria de San Miguel estará marcada por el vallado de una parte del recinto ferial. La valla fue colocada, hace meses, por el propietario del terreno en el que se asentaba una parte de nuestra feria el cual no es de titularidad municipal. Lo que podía haber sido un ferial digno, ha quedado dividido en dos por una especie de “muro de la vergüenza”, al no llegar a un acuerdo el propietario del terreno y el ayuntamiento. A un lado de ese muro se situarán las casetas y al otro las atracciones.
Hace días que el consistorio inició unas negociaciones con el dueño del terreno, para conseguir el derribo de esa valla, aunque fuese de manera provisional, pero no se ha alcanzado acuerdo alguno, unos dicen que a causa de la tozudez del alcalde y otros que por las desmesuradas pretensiones del dueño del solar. Sea como fuere, el caso es que este rifirrafe ha cogido por medio a las cofradías que montan caseta en el recinto ferial las cuales, dado que se ha visto reducida la superficie del mismo, deberán montar un solo módulo por hermandad, en lugar de los dos que la mayoría tenía. Ésa es la solución que el ayuntamiento les ha proporcionado. En un principio los hermanos mayores de estas hermandades barajaron seriamente la posibilidad de no montar caseta este año, aunque a la postre se descartó esta decisión entre otras cosas porque desde el propio ayuntamiento se les dijo que, de renunciar en 2011, perderían los derechos sobre el terreno para la próxima edición y pasarían a engrosar las lista de espera de personas y entidades que aspiran a una parcela en el ferial.
El montaje de un solo módulo va a causar un gran quebranto económico a estas cofradías, a pesar de que se han ido poniendo parches a lo que se antojaba como un fiasco en un principio. Para parchear se ha autorizado a las hermandades a colocar una terraza delante de la fachada de la caseta y a montar la cocina en la parte de atrás, fuera de lo que es el módulo propiamente dicho. A pesar de ello y contando con que la meteorología haga viable el funcionamiento de las terrazas, (al menos hasta ciertas horas menos frías y sin contar con que llueva), las casetas habrán perdido una nada despreciable cantidad de metros cuadrados. El ayuntamiento colocará en otro lugar los puestos de comida que se situaban en el centro de la calle donde se ubican las casetas, dado que ésta no quedaría tan diáfana a causa del montaje de esas terrazas. Todo esto a expensas de que los feriantes den su brazo a torcer, cosa que a fecha de hoy no está nada clara. De la misma forma, habrá que remodelar gran parte de las infraestructuras, sobre todo las que se relacionan con la evacuación de aguas residuales y las que hacen llegar el agua potable a los fregaderos. El consistorio se ha comprometido a correr con estos gastos.
Independientemente de las molestias que este asunto generará a todas las hermandades, a causa de los numerosos cambios que tendrán que hacer en las infraestructuras (fachadas, iluminación, barra, etc.), las que peor paradas saldrán serán las cofradías que tienen cedida la explotación a empresas hosteleras, las cuales tienen contratados profesionales a sueldo. Algunas de ellas han tenido que cerrar el contrato en unas condiciones penosas, para seguir manteniéndose en la feria sin ser gestionadas por los propios cofrades.
Si todo este asunto no experimenta un giro de última hora, lo cual parece poco probable a tenor de las fechas en que nos encontramos, ésta será una de las peores ferias que recuerden las cofradías, porque habrá que sumar a este grave recorte la crisis económica con la que ya se contaba.
A pesar de todo, las cofradías han claudicado ante el ayuntamiento. A la fuerza ahorcan y han preferido montar en condiciones de precariedad, porque los ingresos de San Miguel, por escasos que sean, vienen a las hermandades como agua de mayo y porque es muy posible que los políticos hubiesen terminado por pasarles factura, tarde o temprano, ante un plante generalizado.
En cualquier caso este año volveremos a ver a “los mismos cofrades de siempre” trabajar con todas sus fuerzas por sus respectivas hermandades, atendiendo con agrado y talante festivo a todo el que quiera disfrutar de un buen rato de convivencia, entre incienso y copas de fino. Están acostumbrados a torear en peores plazas. Todo sea por la hermandad.
Al término de la feria, ya hablaremos de su balance.
Hace días que el consistorio inició unas negociaciones con el dueño del terreno, para conseguir el derribo de esa valla, aunque fuese de manera provisional, pero no se ha alcanzado acuerdo alguno, unos dicen que a causa de la tozudez del alcalde y otros que por las desmesuradas pretensiones del dueño del solar. Sea como fuere, el caso es que este rifirrafe ha cogido por medio a las cofradías que montan caseta en el recinto ferial las cuales, dado que se ha visto reducida la superficie del mismo, deberán montar un solo módulo por hermandad, en lugar de los dos que la mayoría tenía. Ésa es la solución que el ayuntamiento les ha proporcionado. En un principio los hermanos mayores de estas hermandades barajaron seriamente la posibilidad de no montar caseta este año, aunque a la postre se descartó esta decisión entre otras cosas porque desde el propio ayuntamiento se les dijo que, de renunciar en 2011, perderían los derechos sobre el terreno para la próxima edición y pasarían a engrosar las lista de espera de personas y entidades que aspiran a una parcela en el ferial.
El montaje de un solo módulo va a causar un gran quebranto económico a estas cofradías, a pesar de que se han ido poniendo parches a lo que se antojaba como un fiasco en un principio. Para parchear se ha autorizado a las hermandades a colocar una terraza delante de la fachada de la caseta y a montar la cocina en la parte de atrás, fuera de lo que es el módulo propiamente dicho. A pesar de ello y contando con que la meteorología haga viable el funcionamiento de las terrazas, (al menos hasta ciertas horas menos frías y sin contar con que llueva), las casetas habrán perdido una nada despreciable cantidad de metros cuadrados. El ayuntamiento colocará en otro lugar los puestos de comida que se situaban en el centro de la calle donde se ubican las casetas, dado que ésta no quedaría tan diáfana a causa del montaje de esas terrazas. Todo esto a expensas de que los feriantes den su brazo a torcer, cosa que a fecha de hoy no está nada clara. De la misma forma, habrá que remodelar gran parte de las infraestructuras, sobre todo las que se relacionan con la evacuación de aguas residuales y las que hacen llegar el agua potable a los fregaderos. El consistorio se ha comprometido a correr con estos gastos.
Independientemente de las molestias que este asunto generará a todas las hermandades, a causa de los numerosos cambios que tendrán que hacer en las infraestructuras (fachadas, iluminación, barra, etc.), las que peor paradas saldrán serán las cofradías que tienen cedida la explotación a empresas hosteleras, las cuales tienen contratados profesionales a sueldo. Algunas de ellas han tenido que cerrar el contrato en unas condiciones penosas, para seguir manteniéndose en la feria sin ser gestionadas por los propios cofrades.
Si todo este asunto no experimenta un giro de última hora, lo cual parece poco probable a tenor de las fechas en que nos encontramos, ésta será una de las peores ferias que recuerden las cofradías, porque habrá que sumar a este grave recorte la crisis económica con la que ya se contaba.
A pesar de todo, las cofradías han claudicado ante el ayuntamiento. A la fuerza ahorcan y han preferido montar en condiciones de precariedad, porque los ingresos de San Miguel, por escasos que sean, vienen a las hermandades como agua de mayo y porque es muy posible que los políticos hubiesen terminado por pasarles factura, tarde o temprano, ante un plante generalizado.
En cualquier caso este año volveremos a ver a “los mismos cofrades de siempre” trabajar con todas sus fuerzas por sus respectivas hermandades, atendiendo con agrado y talante festivo a todo el que quiera disfrutar de un buen rato de convivencia, entre incienso y copas de fino. Están acostumbrados a torear en peores plazas. Todo sea por la hermandad.
Al término de la feria, ya hablaremos de su balance.
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