La chirigota del Peluca recurre a un personaje no precisamente de actualidad, el humorista Eugenio, incorporando desde la presentación sus conocidos tics. El resultado es algo de todo menos estándar: el uso de las pausas en la presentación, por ejemplo, resulta tan desesperante como hilarante. Conservan el acento catalán en los pasodobles, el primero para la intolerancia de algunos gaditanos con los que vienen de fuera. Se puede tolerar todo, menos que gane un sevillano en el Falla. El segundo es un auténtico disparate, en el que se entremezclan un trauma de la infancia, el coco y unos alcauciles. Cuplés en series de dos, los primeros protagonizados por unos siameses. La segunda tanda tiene como objetivos a los jugadores del Cádiz (“son malos, eh”) y a Vinícius, que se quedó sin el Balón de Oro. El popurrí tiene sus cositas. Metidos en el tipo hasta para tirar papelillos.
Lo mejor Gustará más o menos, pero se salen de lo común y eso siempre es de agradecer
Lo peor Las pausas, aun siendo una característica fundamental del personaje, resultan exasperantes