Paco Corbeto ya no lo esconde: ?nos puede la responsabilidad?
Mentalmente acusan una ansiedad por retomar el camino
Al igual como el que le da la vuelta a un calcetín, este Racing Portuense ha cambiado su fisionomía y continúa sumido en su depresión particular, complicándose cuando mejor se le presentaba la ocasión en su intento de certificar una clasificación, que empieza a traer más dolores de cabeza del previsto empeñándose, una y otra vez, en tirar por tierra todo el trabajo realizado.
El doctor Jekyll y míster Hyde encontró en éstos la mejor adaptación posible en el ánimo de explicar el cambio tan radical experimentado por un conjunto, al que parece haber padecido vértigo cuando mejor lo estaba haciendo. Desgraciadamente, la peor cara y la versión menos conocida está siendo la que se está imponiendo semana tras semana.
La cuarta derrota consecutiva dejó consigo más inseguridad, más dudas, más nervios y lo que es más evidente, que ya no dependen de sí mismos para conseguir alcanzar el 15 mayo una plaza en los play off de ascenso. El calendario que les aguarda es el más asequible, a priori, pero deberán vencer y esperar a lo que hagan los algecireños, que este domingo se enfrentarán al irregular Pozoblanco.
Y es que el Algeciras, al igual que sucediera con Mairena y San Fernando, se han mostrado como los mayores beneficiados de la irregularidad racinguista, comiéndole terreno poco a poco con el paso de las jornadas.
El fútbol tan propenso a actuar según los estados de ánimos, las sensaciones continúan enfrentadas en intentar encontrar una justificación lógica que argumente la caída y el cambio tan brusco experimentado.
Trece jornadas después, salen de liguilla metiendo de lleno a los algeciristas a los que poco les ha importado la dimisión de su junta directiva la semana anterior. De igual modo, los azulinos también se han beneficiado de los últimos resultados y así, en la jornada 27, el equipo de Iriondo contaba con 44 puntos por los 50 de los portuenses.
Seis semanas más tarde, los isleños no sólo recortaron los seis puntos que los separaba, sino que superan a los de Paco Corbeto en otros tres. El haber entrado en un círculo vicioso de final incierto y de consecuencias imprevisibles, ha llevado a variaron actuaciones hasta la fecha casi inamovibles y así, modificaron el escenario de todos los entrenamientos semanales del José del Cuvillo por Rota, con alegatos de conjuras o los cambios de portería, que parecen no haber servido para frenar el derrumbe.
El partido trampa en el que se convirtió La Juventud, el Racing cayó otra vez víctima de las urgencias, del que necesitado de reencontrarse a cualquier precio, volvió a tropezar en su búsqueda agónica de certificar una mejoría, que se alarga y que no termina de llegar.
El rival era el idóneo para una reacción que no llegó y que convirtió las necesidades en alimentarlas y crear más recelo en un equipo sin frescura y sin un patrón de juego, que lo rescate del pozo donde se empieza agobiar.
Las excusas cuando son repetidas hasta la saciedad pierden el objetivo de exculpar y se convierten en una rutina que más que argumentación, se diluyen en palabras vanas.
Volver a la génesis y dejar las probaturas a un lado donde a estas alturas del campeonato, poco o nada, pueden servir cuando las claves del principio ofrecieron el camino, dando su fruto gracias a la lógica de jugar con los mejores y colocar a éstos en una posición natural. Cuando el coraje, la ambición de la victoria, y el orden táctico se impuso a la escasez, demostraron ser mejor equipo del que ha venido siéndolo en este caótico mes.
El que intenta levantar el ánimo a los suyos tras el último tropiezo es su técnico, Paco Corbeto, que no dudó en reconocer nada más acabar el choque, lo que desde hace semanas ha sido notorio tras reconocer que, “la responsabilidad nos puede”.
El míster rojiblanco achaca el mal juego y los malos resultados a las “rachas” y a la falta de seguridad. “Todo es cuestión de confianza. El equipo tiene que creer en sí mismo, como ha sucedido en la primera vuelta y el inicio de la segunda, ni éramos internacionales en el primer tramo de la Liga, ni somos tan malos por perder estos cuatro partidos”, aseguraba el roteño que intentará solventar la papeleta venciendo este sábado a las seis al Coria. Los corianos al igual que le sucedió al Industrial, están metido de lleno en puestos de descenso.
Nada nuevo
Lo que le viene sucediendo al equipo no es nada nuevo y así, la temporada pasada también cayeron consecutivamente en cuatro ocasiones, racha que se repitió hasta dos veces, las correspondientes a las jornadas 20 a la 23 (Córdoba B, Alcalá, Ayamonte y Marinaleda) y las que van desde la 32 a la 35 (Coria, Los Palacios, Cádiz B y Pozoblanco).
Aunque hay un dato que deja a las claras el mal momento por el que atraviesan, es el hecho de que sólo cuatro equipos fueron capaces de igualar o superar la desastrosa marca racinguista.
El que se lleva la palma fue el Jerez Industrial que sumó hasta diez semanas consecutivas perdiendo hasta que empató en San Rafael ante Los Barrios. Precisamente, el equipo barreño llegó a estar seis semanas sin conseguir ganar.
Otro que a punto estuvo de igualar la marca fue el Peñarroya, que también encadenó cinco jornadas, dos veces consecutivas, derrotado. Aunque el único que lo ha igualado fue el filial cordobesista en el inicio del campeonato, que también sumó cuatro semanas perdiendo. Otros equipos que titubearon, con cambio de inquilino incluido, no llegaron a sumar tantas jornadas sin ganar, como Conil, Sanluqueño o el propio Coria, próximo rival liguero.
El doctor Jekyll y míster Hyde encontró en éstos la mejor adaptación posible en el ánimo de explicar el cambio tan radical experimentado por un conjunto, al que parece haber padecido vértigo cuando mejor lo estaba haciendo. Desgraciadamente, la peor cara y la versión menos conocida está siendo la que se está imponiendo semana tras semana.
La cuarta derrota consecutiva dejó consigo más inseguridad, más dudas, más nervios y lo que es más evidente, que ya no dependen de sí mismos para conseguir alcanzar el 15 mayo una plaza en los play off de ascenso. El calendario que les aguarda es el más asequible, a priori, pero deberán vencer y esperar a lo que hagan los algecireños, que este domingo se enfrentarán al irregular Pozoblanco.
Y es que el Algeciras, al igual que sucediera con Mairena y San Fernando, se han mostrado como los mayores beneficiados de la irregularidad racinguista, comiéndole terreno poco a poco con el paso de las jornadas.
El fútbol tan propenso a actuar según los estados de ánimos, las sensaciones continúan enfrentadas en intentar encontrar una justificación lógica que argumente la caída y el cambio tan brusco experimentado.
Trece jornadas después, salen de liguilla metiendo de lleno a los algeciristas a los que poco les ha importado la dimisión de su junta directiva la semana anterior. De igual modo, los azulinos también se han beneficiado de los últimos resultados y así, en la jornada 27, el equipo de Iriondo contaba con 44 puntos por los 50 de los portuenses.
Seis semanas más tarde, los isleños no sólo recortaron los seis puntos que los separaba, sino que superan a los de Paco Corbeto en otros tres. El haber entrado en un círculo vicioso de final incierto y de consecuencias imprevisibles, ha llevado a variaron actuaciones hasta la fecha casi inamovibles y así, modificaron el escenario de todos los entrenamientos semanales del José del Cuvillo por Rota, con alegatos de conjuras o los cambios de portería, que parecen no haber servido para frenar el derrumbe.
El partido trampa en el que se convirtió La Juventud, el Racing cayó otra vez víctima de las urgencias, del que necesitado de reencontrarse a cualquier precio, volvió a tropezar en su búsqueda agónica de certificar una mejoría, que se alarga y que no termina de llegar.
El rival era el idóneo para una reacción que no llegó y que convirtió las necesidades en alimentarlas y crear más recelo en un equipo sin frescura y sin un patrón de juego, que lo rescate del pozo donde se empieza agobiar.
Las excusas cuando son repetidas hasta la saciedad pierden el objetivo de exculpar y se convierten en una rutina que más que argumentación, se diluyen en palabras vanas.
Volver a la génesis y dejar las probaturas a un lado donde a estas alturas del campeonato, poco o nada, pueden servir cuando las claves del principio ofrecieron el camino, dando su fruto gracias a la lógica de jugar con los mejores y colocar a éstos en una posición natural. Cuando el coraje, la ambición de la victoria, y el orden táctico se impuso a la escasez, demostraron ser mejor equipo del que ha venido siéndolo en este caótico mes.
El que intenta levantar el ánimo a los suyos tras el último tropiezo es su técnico, Paco Corbeto, que no dudó en reconocer nada más acabar el choque, lo que desde hace semanas ha sido notorio tras reconocer que, “la responsabilidad nos puede”.
El míster rojiblanco achaca el mal juego y los malos resultados a las “rachas” y a la falta de seguridad. “Todo es cuestión de confianza. El equipo tiene que creer en sí mismo, como ha sucedido en la primera vuelta y el inicio de la segunda, ni éramos internacionales en el primer tramo de la Liga, ni somos tan malos por perder estos cuatro partidos”, aseguraba el roteño que intentará solventar la papeleta venciendo este sábado a las seis al Coria. Los corianos al igual que le sucedió al Industrial, están metido de lleno en puestos de descenso.
Nada nuevo
Lo que le viene sucediendo al equipo no es nada nuevo y así, la temporada pasada también cayeron consecutivamente en cuatro ocasiones, racha que se repitió hasta dos veces, las correspondientes a las jornadas 20 a la 23 (Córdoba B, Alcalá, Ayamonte y Marinaleda) y las que van desde la 32 a la 35 (Coria, Los Palacios, Cádiz B y Pozoblanco).
Aunque hay un dato que deja a las claras el mal momento por el que atraviesan, es el hecho de que sólo cuatro equipos fueron capaces de igualar o superar la desastrosa marca racinguista.
El que se lleva la palma fue el Jerez Industrial que sumó hasta diez semanas consecutivas perdiendo hasta que empató en San Rafael ante Los Barrios. Precisamente, el equipo barreño llegó a estar seis semanas sin conseguir ganar.
Otro que a punto estuvo de igualar la marca fue el Peñarroya, que también encadenó cinco jornadas, dos veces consecutivas, derrotado. Aunque el único que lo ha igualado fue el filial cordobesista en el inicio del campeonato, que también sumó cuatro semanas perdiendo. Otros equipos que titubearon, con cambio de inquilino incluido, no llegaron a sumar tantas jornadas sin ganar, como Conil, Sanluqueño o el propio Coria, próximo rival liguero.
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