La organización ecologista WWF propone la planificación y gestión del territorio junto con la restauración ecológica como vías preventivas y de recuperación ante los incendios forestales, según el informe que ha presentado este miércoles, en el que destaca que en este primer semestre de 2024 se han calcinado 20.554 hectáreas.
En su informe “Prevención de incendios: la restauración como herramienta”, afirma que el análisis de la evolución de los incendios forestales en España durante el último año revela un escenario "cada vez más preocupante", porque "aunque el número de incendios es menor y afectan a un menor número de hectáreas, la siniestralidad sigue siendo muy alta".
Según los datos de la organización, 2022 y 2023 dejaron una "dramática huella" en los bosques españoles, con 300.000 hectáreas calcinadas en el primero, uno de los años "más devastadores", y 89.000 hectáreas en el segundo, situándose como el cuarto peor año de la última década en número de siniestros.
Los incendios que se registran, sostiene, son más grandes, de mayor virulencia y difíciles de apagar, por condiciones meteorológicas muy adversas, sequías persistentes y bosques muy estresados y debilitados, factores que agravan las consecuencias ambientales y sociales.
De acuerdo a sus datos, el número de siniestros ha descendido en los últimos veinte años gracias a la mayor concienciación ciudadana y a la mayor persecución del delito; así, entre 2014 y 2023 la media de siniestros descendió en un 37 % respecto a la década anterior.
Sin embargo, de media al año se producen más de 9.700 siniestros, de los cuales hasta el 95 % se debe a causas humanas. Un 55 % de los incendios es provocado y un 23 % es debido a negligencias y accidentes, aseguran, pero un 12 % del total se origina por causas desconocidas.
En ese mismo período (entre 2014 y 2023), la media de la superficie quemada se redujo en un 13 % respecto a la década anterior; no obstante, de media al año se queman más de 100.000 hectáreas, y la cantidad de grandes incendios forestales - más de 500 hectáreas calcinadas o más- se ha incrementado en un 25 % respecto a la década anterior.
La organización señala que, a pesar del aumento de medios, los incendios son "cada vez más extremos o imposibles de apagar", por lo que inciden en la necesidad de trabajar en una Estrategia Estatal de Prevención Integral de Incendios Forestales.
WWF subraya la necesidad de la prevención como "única estrategia eficaz" en el nuevo contexto de cambio climático y recuerda el peligro creciente al haber aumentado las zonas de contacto entre el espacio urbano y forestal, y la obligación de aplicar planes de autoprotección, proyectos que "menos del 80 % de municipios, casas y urbanizaciones tienen en esas áreas".
Sostienen que se han abandonado usos tradicionales como la agricultura, la ganadería extensiva o la silvicultura, fruto de la fuerte despoblación de las zonas rurales y el envejecimiento de la población, una situación agravada por la "ausencia de políticas serias" que gestionen el territorio, porque "se ha dado la espalda al mundo rural" y es necesario volver a enfocarse en él para enfrentar el contexto actual.
Para ello, asegura Lourdes Hernández, experta en incendios forestales de WWF España durante una visita a Yátova (Comunidad Valenciana, es fundamental la planificación y gestión a escala paisaje que, al tomar a la naturaleza como aliada, junto a la restauración de espacios degradados, permitan "prevenir incendios inapagables".
"Esta es la fórmula de tener un entorno natural resiliente, mejor adaptado a estas nuevas amenazas, que promueva la conservación de la biodiversidad, la adaptación al cambio climático y contribuya al desarrollo rural”, explica.
El informe plantea además acciones colectivas y preventivas para lograr "territorios menos inflamables, con paisajes más diversos, sostenibles y rentables", y subraya que "es clave" recuperar las funciones de los bosques para ofrecer recursos naturales que ayuden a regular el clima, favorezcan la biodiversidad y la variedad de hábitats y, a su vez, potencien la actividad económica.
Recomienda la planificación territorial a gran escala, con iniciativas a nivel local que vayan más allá de la actual política de extinción y las herramientas convencionales de prevención, así como un Plan Nacional de Restauración preventivo aprovechando la aprobación del Reglamento Europeo de Restauración de la Naturaleza; la gestión integral de los incendios con una Estrategia Estatal de Prevención Integral de incendios y la reducción de la actual siniestralidad y la impunidad de los responsables.