La inmunoterapia representa un enfoque cada vez más frecuente frente a las alergias porque permite combatirlas desde dentro y de raíz, modificar el curso de la enfermedad y controlar la sintomatología intensa que no responde a otros tratamientos, con una indicación en aumento para evitar la aparición de complicaciones mayores.
"Afortunadamente los tratamientos están evolucionando a la vez que evolucionan las patologías", subraya en una entrevista con EFE, la especialista de Alergología del Hospital Sierrallana de Torrelavega (Cantabria) Aurora Gutiérrez.
Explica que ahora mismo existe una gama importante de fármacos biológicos para poder tratar los casos más graves de asma, de dermatitis atópica o de urticaria, "que son patologías a veces muy incapacitantes".
Además, la inmunoterapia es una herramienta muy útil en Alergología, destaca.
"Llevamos muchos años utilizando este tipo de vacunas que también se van actualizando a medida que se conoce más sobre los mecanismos de producción de las alergias", advierte esta especialista, que agrega que, de este modo, se consiguen frenar o controlar los síntomas de la alergia y evitar la evolución de la enfermedad.
Las 'vacunas de alergias', según abunda esta doctora, se reservan para casos en los que la clínica es muy intensa a pesar de estar realizando un tratamiento sintomático adecuado, aunque "esta actitud está cambiando y se está ampliando su indicación en determinados pacientes", como la población pediátrica.
"En los niños con rinoconjuntivitis alérgica se intenta instaurar antes, ya que hemos visto que en algunos casos se puede evitar la aparición de asma alérgico", comenta.
Época crítica
Esta época del año primaveral es complicada, sobre todo para los pacientes alérgicos al polen. La doctora Gutiérrez explica que las lluvias ayudan a limpiar la atmósfera, pero si finalmente llega una primavera predominantemente seca y cálida, habrá mayor carga de polen en el ambiente y a esto último se une la contaminación atmosférica.
Esta concurrencia de factores hace que las partículas que están en el ambiente sean más agresivas y causen mayor inflamación de la vía aérea, y más problemas a las alérgicos.
Más pacientes
En las consultas de Alergología notan un aumento importante de la derivación de pacientes nuevos y, también, en el caso de los que están en seguimiento se percibe empeoramiento del control de los síntomas que obliga a hacer ajustes en el tratamiento.
Generalmente, los síntomas que presentan estos pacientes son los estornudos, moqueo, lagrimeo, picor nasal y ocular, y algunos de ellos presentan dificultad respiratoria por un asma alérgico. Otros pacientes también pueden presentar brotes de urticaria o empeoramiento de la dermatitis atópica de base.
Se recomienda que los pacientes acudan al especialista cuando todos estos síntomas interfieren en su calidad de vida. En estos casos se pueden beneficiar de un estudio de alergias para saber un poco qué es lo que está ocurriendo y pautar un tratamiento.
Un 30 %, con alergia
La prevalencia de alergias ha crecido y actualmente se estima que un 30 % de la población de España tiene algún problema de este tipo. "Los especialistas tenemos la sensación de que este porcentaje va en aumento", dice Gutiérrez, que considera las alergias "un problema grave de salud pública".
También cree que cada vez más la población está más concienciada sobre los problemas de alergia porque afectan a la calidad de vida.
El aumento de los alérgicos se debe "a múltiples factores" y es un fenómeno que está "en constante investigación". "A los especialistas nos interesa mucho", señala Gutiérrez, que cita estudios que afirman "que determinados factores, como el cambio climático, la contaminación, el hábito sedentario o el tabaquismo", están detrás de este crecimiento.
Cuando un paciente acude a una consulta de Alergología, lo primero es realizar una entrevista. Se le hacen unas preguntas con las que se cataloga el tipo de problema y se planifica un estudio. Se hacen pruebas en la piel de los antebrazos con múltiples alérgenos alimentarios y ambientales y, al testarlo, se consigue saber qué sustancias son las que están causando la situación clínica al paciente.
También se solicitan analíticas de sangre con las que realizar un diagnóstico molecular, que consiste en identificar en concreto las proteínas de los alérgenos que están causando el problema al paciente, lo que permite "hacer una medicina de precisión".
Y se pueden hacer otras pruebas, como por ejemplo la espirometría, que sirve para medir la capacidad respiratoria y saber si está alterada o no.