La insulina humana es una hormona producida por el organismo que ayuda a transformar los alimentos en energía y controla los niveles de glucosa en sangre
Recientes investigaciones han demostrado que la insulina puede conservarse a temperatura ambiente durante meses sin perder su potencia, algo que puede ser vital para personas que viven en países de ingresos bajos y medios, o en situaciones límite como guerras y catástrofes naturales.
Son las conclusiones a las que llega la organización sin ánimo de lucro Cochrane, tras un análisis exhaustivo de resultados de diferentes estudios, y que concluye que es posible almacenar viales y cartuchos sin abrir de insulina a temperaturas de hasta 25 grados Celsius durante seis meses, o incluso a 37 grados Celsius durante dos meses.
Uno de los principales estudios analizados es el que dirigió el investigador Bern Richter, del instituto de Medicina General de la Facultad de Medicina de la Universidad Heinrich-Heine de Düsseldorf (Alemania), que mostró una potencia constante de la insulina a temperaturas comprendidas entre 4 °C y 37 °C, sin pérdida clínicamente relevante de la actividad de la substancia.
"Nuestro estudio abre nuevas opciones para las personas que viven en entornos difíciles, donde el acceso a la refrigeración es limitado. Comprendiendo la estabilidad térmica de la insulina y explorando soluciones innovadoras de almacenamiento, podemos influir significativamente en la vida de quienes dependen de la insulina para su bienestar", destacó Richter.
La insulina humana es una hormona producida por el organismo que ayuda a transformar los alimentos en energía y controla los niveles de glucosa en sangre.
La insulina es un medicamento esencial para las personas con diabetes, porque no pueden producir suficiente insulita, y las guías actuales establecen que antes de su uso debe mantenerse refrigerada para preservar su eficacia.
En poblaciones vulnerables de zonas asoladas por la guerra, regiones propensas a las catástrofes naturales y de zonas afectadas por la crisis climática, incluidas las que soportan un calor extremo, hay millones de personas que no disponen de electricidad y que necesitan de soluciones que no dependan de frigoríficos eléctricos.
Sin embargo, según matiza Cochrane, otros investigadores han identificado incertidumbres que deberán abordarse en el futuro, tales como la necesidad de comprender la eficacia de la insulina tras almacenarla en condiciones variables, o la falta de estudios sobre la insulina mixta o la influencia del movimiento, entre otras cuestiones.
Cochrane es una organización sin ánimo de lucro constituida por una red de investigadores, profesionales sanitarios, pacientes, cuidadores y otras personas interesadas en la salud, con 11.000 miembros y 100.000 seguidores en más de 190 países.
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