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A curarse en salud

Hasta siempre compañera

Jamás algo tan simple y tan fundamental como filtrar la puerta de entrada de tantas enfermedades, sufrió tantos comentarios despectivos

Publicado: 09/07/2023 ·
07:54
· Actualizado: 09/07/2023 · 07:54
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  • Mascarilla FFP2. -
Autor

Fernando Arévalo Rosado

Médico. Colaborador en Viva Barbate, Radio Barbate, Portal de Cádiz, SER deportivos, Onda Conil y Canal Sur (Salud al día)

A curarse en salud

Fernando Arévalo Rosado ofrece consejos y actualidad de salud sin jerga médica

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Has formado parte de nuestra vida desde hace 3 años y te has convertido en nuestra segunda piel. Al principio no eras obligatoria porque se desconocían los efectos de la pandemia y te destinaron a sanitarios y pacientes de riesgo. Con el paso del tiempo fuiste imprescindible y obligatoria para superar la pandemia y todos iban a tu captura. Tanto fue así que algunos hicieron negocios sucios contigo y tu precio se puso por las nubes. Pasaste de ser simple mascarilla a convertirte en la más carilla de los supermercados y tiendas. Entonces aparecieron imitaciones en tela no homologadas que buscaban más la publicidad que la protección, los ahorrativos que sacaban trapos viejos o telas para evitar comprarlas e incluso quien le daba la vuelta una y otra vez para evitar desecharlas. Así las cosas, el gobierno tuvo que regular su precio y hacer posible que llegara a toda la población.

La mascarilla ha sido compañera inseparable de nuestras vidas y tras su publicación del decreto en el BOE, de los sanitarios a los que tanta transmisión de enfermedades nos ha evitado.

Guardo en mi memoria esos positivos a los que al principio nos acercamos con el miedo al contagio y apostando porque tú nos salvarías de padecer la enfermedad. Por tu uso a cambio, pagamos el precio de no poder disfrutar sonrisas Profiden, dolores de orejas por gomillas de tortura, perdernos emociones que no solo se expresan con los ojos, besos robados por mejillas cubiertas y más de una mueca o burla tapada por ella. A cambio, no solo nos evitó la transmisión de enfermedades, nos esquivó perdigonazos que se soltaban al hablar, malos alientos en enemigos de la higiene bucal, gestos de desprecio y tonos vociferantes.

Confidente de secretos de nuestra profesión, de risas por momentos vividos, de noticias buenas que llenaban de esperanza y algunas malas donde resbalaban lágrimas que llegaban hasta ella. Con cada partida, cada sentimiento que te impregnaba terminó en la basura, pero esos secretos permanecen conmigo y en algunos casos atormentan o alegran mi memoria.

Jamás algo tan simple y tan fundamental como filtrar la puerta de entrada de tantas enfermedades, sufrió tantos comentarios despectivos de calor, asfixia, agobio, picor y hasta belleza.

Por eso hoy reivindico tu papel tan fundamental para tantas personas que sin tí eran mucho más vulnerables. Ya te vas, pero creo que para volver con los virus otoñales donde serás nuestra principal defensa contra ellos. Yo seguiré con tu uso, pues desde que estás conmigo ni he pasado Coronavirus, ni he padecido los dos o tres resfriados que cogía cada año.

Gracias compañera por acompañarme cada día en este mundo tan increíble que es la medicina y formar parte de mi vida en estos años tan difíciles en salud.

Hasta pronto mi querida mascarilla... 

 

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