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Fin de las noticias del mundo

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En el nombre del Padre. Madrid, 25 de febrero de 2010. En el transcurso de una sesión de espiritismo, celebrada en una vivienda del barrio de Salamanca (no hay más datos), se apareció la famosísima cabeza parlante inventada por el papa Silvestre II (Gerbert d'Aurillac: 945-1003, primer pontífice francés de la Historia).
La sorpresa de los asistentes fue mayúscula, debido a que todos esperaban contactar con el fantasma que había sido invocado, es decir, con el de una tal doña Filomena, tatarabuela del dueño de la casa, para hacer averiguaciones sobre no se sabe qué tesoro supuestamente escondido en una finca rústica, propiedad de la familia, ubicada en el término municipal de Esparragosa de la Serena, provincia de Badajoz. Recordemos que la cabeza creada por Silvestre II era de bronce (de oro según algunos) y respondía, sólo con un “sí" o un “no”, a todas las preguntas que se le formulaban. Superada la estupefacción, el tataranieto de doña Filomena interrogó, sin éxito, a la cabeza sobre el tesoro oculto. Visto lo visto, otro de los participantes en la reunión espírita, pasándose de listo, interpeló a la testa prodigiosa respecto a la crisis esconómica en España. Pregunta: “¿Saldrá España pronto de la crisis?” Respuesta de la cabeza: “No”. Nueva pregunta: “¿Saldrá España de la crisis antes del 2234?” Respuesta de la cabeza: “No”. Y venga con lo mismo. Nueva pregunta: “¿Saldrá España de la crisis antes de que suenen las trompetas del Juicio Final?”. La cabeza montó en cólera ante tanta insistencia; y, en esta ocasión, su respuesta fue un colosal berrido que incluyó, atípicamente, un exabrupto: “¡Que no, carajo, que no!”. En ese momento, la cabeza explotó provocando una serie de cortocircuitos y un formidable cataclismo magnético. Se desató un espantoso incendio en el piso, que se extendió a todo el edificio. La eficaz intervención de los bomberos evitó que se predujeran daños personales, pero no el derrumbamiento del inmueble.
En el nombre del Hijo. Madrigal de las Altas Torres, Ávila, 26 de febrero de 2010. En la Iglesia Parroquial de San Nicolás de Bari, joya del románico mudéjar del siglo XIII, se apareció la cabeza del Baphomet durante el rezo del santo rosario en la tarde de la fecha arriba citada. Ante el asombro del sacristán (que dirigía el salterio de la Virgen) y de los fieles devotos, la misteriosa molondra (asociada a los templarios) surgió de la nada, en pleno centro del presbiterio, envuelta en una especie de gas que resultó ser hilarante, ya que todos los que se hallaban en el templo estallaron en sonoras e ininterrumpidas carcajadas. Enfurecido por el resultado de su presencia, el Baphomet empezó a echar por la boca sapos y culebras, maldiciones y funestas profecías. La cosa terminó cuando una anciana, muerta de risa, le atizó un trancazo a la perversa cocorota con un robusto candelabro de plata de metro y medio de altura.
En el nombre del Espíritu Santo. París, 27 de febrero de 2010. La policía procedió, por orden judicial, al cierre de una conocida perfumería de lujo situada en el elegante “Huitième Arrondissement”. El establecimiento estaba siendo sometido a una estrecha vigiliancia por las fuerzas del orden. Se sospechaba (y luego se confirmó) que en dicho negocio se vendían ciertas pomadas que las brujas utilizan en los aquelarres para poder volar y disfrutar con más intensidad del sexo diabólico. Por una compra de cosmética infernal superior a los mil euros, se regalaba una escoba supersónica. La clientela de este tráfico tan peculiar estaba integrada por señoras de la aristocracia y la alta burguesía hastiadas de la insulsa vida posmoderna.

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