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Viernes 22/11/2024
 

Almería

Medio siglo de mantecados tradicionales en la Alpujarra

Muchas festividades llevan asociados cierto tipo de alimentos, y en Navidad es raro que falten en las mesas de los españoles mantecados elaborados en Fondón

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Mantecados.

Mantecados.

Una bandeja con mantecados.

Muchas festividades llevan asociados cierto tipo de alimentos, y en Navidad es raro que falten en las mesas de los españoles mantecados como los que desde hace medio siglo se elaboran de forma artesanal en el pueblo de Fondón, en el corazón de la Alpujarra almeriense.

La fábrica de mantecados CAMP de Fondón, fundada en 1953 y dedicada a la elaboración de productos artesanos tradicionales de repostería, produce cada año unos 200.000 kilos de productos navideños como mantecados, polvorones, roscos y pastas de almendra, tal y como revela en una entrevista con EFE su gerente, Mariano Campos.

“Empezó mi abuelo en el año 53. Yo era muy pequeño y aprendí a andar en ella (en la fábrica)”, señala. Su padre cogió el testigo y la actividad continuó “evolucionando” hasta que se hizo cargo de la fábrica. “Ahora tenemos aquí a mi hija conmigo. Me está ayudando una nueva generación”, apostilla Campos.

“Nuestro producto estrella es el mantecado de limón, el de toda la vida. Luego tenemos el polvorón de almendra, que está muy rico y hay tres variedades, con almendra en trozo, almendra en harina y otro con chocolate. Luego tenemos mantecados de chocolate, roscos de anís, de avellana, de vino, soplillos…”, explica el empresario.

Incorporaron en 2019 una nueva variedad: los mantecados dulcita. “Cada vez vamos sacando alguna cosita más, nuevos productos”, afirma.

Recuerda cómo en tiempos de su abuelo todas las fases de producción se hacían a mano, desde la elaboración en sí de los dulces, hasta la colocación del envoltorio y el envasado. Afortunadamente, ahora tienen “máquinas que ayudan”. Por ejemplo, “una cortadora que va cortando las piezas, una máquina para mover el producto.Vamos evolucionando”, dice.

Pero lo que no cambia es su apuesta por un trabajo artesanal con productos naturales, sin ningún tipo de aditivos. “Las recetas son de toda la vida, se hacen con la tradición de aquí. Anteriormente, no había panaderías, la primera que se montó fue la de mi abuelo”, relata.

“Lo que había era dos o tres hornos.La gente amasaba en su casa y luego, con un gorro en la cabeza, llevaba la tabla con el pan al horno para cocerlo. Había unas mujeres, a las que se les llamaba las dulceras, que hacían dulces para las bodas, para celebrar alguna fiesta”, abunda Campos.

De esa tradición beben unos dulces que ahora llegan a diferentes cadenas de supermercados y que se venden en “toda España” y también en países como “Francia, Holanda, Estados Unidos o México”. “Ahí (al extranjero) se llevan pequeñas cantidades. Pero sí, gente nativa de Almería pide sus encargos y se les sirve”, asevera.

En un pueblo de unos mil habitantes, la fábrica de mantecados supone un empleo para siete u ocho personas durante todo el año, que aumenta en septiembre de cara a la campaña de Navidad. En el momento de visitar estas instalaciones, 35 personas, la mayoría mujeres, amasan, envuelven, hornean y envasan.

Aunque el empresario advierte que la actividad no cesa nunca. “Productos, siempre hay. Tenemos elaboración de otra repostería como magdalenas, roscos de naranja, que se venden todo el año, y el pan”, incide.

El empresario lamenta que éste sea un año “raro”. “La materia prima ha subido un 100 %, un 120 %. Está siendo horroroso, horroroso. Pides precio y te lo dan para mañana. Dicen que para pasado mañana habrá otro precio. Es horroroso”, sostiene.

Incrementos en el azúcar o la harina, pero también en el papel y las cajas de cartón, así como en el gasoil necesario para los repartos. “Y la luz. Pagábamos 3.000 euros y ahora pagamos 4.000 euros. Es un disparate”, lamenta.

A pesar de ello, cree que la facturación y el volumen de ventas serán parecidos a los de otros años. “Estaba con el temor a que, con la subida de precios, iba a disminuir la venta. Pero según veo, vamos a ir ahí, ahí”, concluye. 

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