El médico está ocupando un papel muy importante en esta pandemia y la población se ha dado cuenta que su labor frente a esta enfermedad es fundamental. Está en el centro de la defensa contra el virus y está siendo el primer escudo contra esa lucha, con el fiel escudero ahora de las vacunas. La asistencia médica y las vacunas, cada una con sus limitaciones, son las dos demandas más grandes en estos tiempos. Las vacunas no han llegado en suficiente cantidad por falta de producción unas veces, o por ventas al mejor postor en la mayoría de los casos. Poco a poco se intenta paliar ese déficit con el compromiso de los laboratorios productores.
Los médicos también van menguando su número porque no es rentable el sacrificio y el esfuerzo de 10 años de preparación universitaria y hospitalaria con la remuneración económica posterior, la responsabilidad y menos comparado con otros países vecinos como Portugal o Francia.
Recuerdo cuando comencé a trabajar en el año 1998 que los médicos nos poníamos como una jauría esperando nuestro bocado en forma de contrato, de tan solo unos días, en un servicio de urgencias con muchas carencias. No renunciábamos a ningún contrato por pequeño que fuese, ni por lejano o pésimo que se ofreciera. Hoy en día quedan plazas sin cubrir en la sanidad pública. Sin ir más lejos en Barbate no hay pediatra titulado desde que se jubilara mi padre Eduardo Arévalo hace ya 17 años. Una auténtica barbaridad en el siglo XXI en una población con 22.000 habitantes.
Con los médicos, si no se pone remedio, va a existir una grave carencia en los próximos 10 años. A la excesiva nota que se pide para entrar en medicina, se suma la dureza de la carrera y lo extensa que resulta. Las plazas para formar médicos especialistas son muy reducidas y las jubilaciones de los que están en activo, de aquella famosa jauría que ya está cansada del maltrato administrativo, está próxima. El 47% de los médicos andaluces tiene más de 55 años y es muy probable que se jubile en los próximos 10 años, traducido resulta que cada año quedarían por cubrir cerca de 1000 plazas de médicos en Andalucía.
Además, durante el año 2020, ha habido más de 1000 médicos que han pedido el traslado a otras provincias o al extranjero. Debido a esta pandemia también se ha aumentado el número de médicos en activo, cubriendo bajas de compañeros o como contratación de refuerzo. Las pésimas condiciones económicas en la sanidad pública con un sueldo base de 1100 euros, han supuesto que uno de cada 3 médicos tiene actividad privada produciéndose una fuga de médicos a ese sector en busca de mejores condiciones económicas y salariales.
Con todos estos datos resulta que tenemos un médico por cada 234 habitantes o lo que es lo mismo 0.4 médicos por cada 100 habitantes. Por sexo existe un 48% de mujeres médicos frente al 52% de hombres, con un auge femenino en los últimos años. Por edad, un 19% son menores de 35 años, el 10% mayores de 70 años y el 71% se encontraría en un rango de edad entre los 35 y 70 años. Llama la atención que con el rápido y excesivo envejecimiento de la población solo existe 96 médicos especialistas en Geriatría en Andalucía y no se convocan plazas MIR para esta especialidad.
En Andalucía existen más de 2000 médicos de nacionalidad extranjera que ha supuesto un incremento notable respecto a los últimos años, a la cabeza Málaga, Sevilla, Almería y Cádiz. En los últimos meses se han solicitado casi 400 certificados de idoneidad con la idea de realizar estudios, trabajar en otros países o hacer labores de cooperación internacional.
Mirando el reloj de pared de mi casa leo "Tempus fugit" (el tiempo vuela) pues parece que no es solo el tiempo el que se va también los médicos en los próximos 10 años "volarán" si no se remedia.
