El consumo de sustancias adictivas sigue en aumento y España se mantiene liderando muchas de estas drogas ilegales que siguen haciendo estragos a todos los niveles. Como era de esperar, la Covid-19 no ha minimizado este consumo, es más, ha incrementado sobremanera la situación, sobrecargando los centros de rehabilitación existentes, y en muchos casos la espera llega a superar los 3 y 4 meses para poder acceder a las plazas gratuitas que se ofertan en los organismos gubernamentales.
Otra de las preocupaciones de los profesionales que trabajamos en este sector es la edad de consumo, que sigue bajando, siendo la edad media de inicio los 16 años, aunque son muchos adolescentes los que llegan a nuestras consultas con menos edad y con síntomas claros de dependencia y desestructuración: fracaso escolar, falta de atención, agresividad, alucinaciones, paranoias o desorganización cognitiva, entre otros, despertando patologías como la esquizofrenia, que suelen tener peor pronósticos si se asocian a dicho consumo.
Está claro, que el alcohol, el tabaco y el THC son las sustancias de inicio y, concretamente, el cannabis llega al 20% en la población entre 15 y 24 años, siendo España de los países europeos más consumidores junto a Francia, datos preocupantes que siguen sin tener la importancia suficiente. Las drogas pasaron de moda hace años a nivel político y han sido olvidadas dentro de los objetivos prioritarios a pesar de ser uno de los mayores problemas sociales que tenemos en este país. Accidentes de tráfico, problemas de salud, incidentes laborales, delincuencia, suicidios, maltrato, absentismo escolar, asesinatos, prostitución, etc., siendo uno de los nexos de unión el consumo de sustancias adictivas.
Concretamente, los accidentes de tráfico ocasionan unas 9.000 muertes cada año por consumo de drogas, según informa la Dirección General de tráfico, es decir, el 43% de los fallecidos en las carreteras dieron positivo en diferentes tipos de drogas. Y como dato curioso y significativo, el 51% de los peatones atropellados también habían consumido algún tipo de droga o psicofármaco, un hecho que debería hacernos reflexionar y tomar una mayor consciencia de las consecuencias de las drogas en nuestra sociedad. Desde mi experiencia, sigo observando carencias en la información, formación y prevención con respecto al consumo y no observo intenciones de cambios al respecto. Se necesitan planteamientos más eficaces y directos, sobre todo dentro del sistema educativo, base fundamental del futuro de nuestra sociedad, cada vez más adicta.