“Se ha intensificado la actividad en las últimas horas, pero todavía es difícil predecir con exactitud cuándo estallará”, según July Sabit, delegado de Philvolcs en la provincia de Albay.
La agencia elevará al nivel 4 la alerta en cuanto se registren más explosiones en el interior del monte, mientras el río de lava alcanza ya los cuatro kilómetros de longitud y las columnas de ceniza supera los dos kilómetros de altura.
Pese al peligro, en los últimos dos días cientos de campesinos regresaron a las faldas del Mayón para atender sus cultivos situados dentro de la zona de peligro, ampliada a un radio de ocho kilómetros respecto al cráter, pues la alerta coincidió con la época de la recogida de la siembra.
En las próximas horas serán desalojados con el apoyo del Ejército unos 10.000 residentes y situará el número de personas evacuadas en 50.000.
Desde que el pasado lunes se elevara a 3 el nivel de alerta, Philvolcs ha registrado ya más de 250 pequeñas explosiones dentro del volcán, mientras a las autoridades les preocupan los fragmentos humeantes de rocas que caen hasta una distancia de unos tres kilómetros del cráter y la toxicidad del dióxido de azufre que expulsa el monte.