La Junta de Andalucía ha destacado la "calidad" del vino que se produce en la comunidad gracias a las 25 zonas de reconocido valor vinícola, nueve de ellas Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) y 16 Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP).
Con un origen que se remonta a la época tartésica, fue con los romanos cuando el vino andaluz experimentó su primera gran expansión y siglos más tarde, tras el Descubrimiento de América, el vino andaluz volvió a tomar un nuevo impulso gracias al comercio marítimo, ha recordado la Junta.
Sus características (alta gradación alcohólica) lo hacían propicio para la exportación porque soportaban los embates del viaje y los cambios climatológicos mucho mejor que otros caldos, lo que les hizo convertirse en productos muy apreciados en los países fríos del Norte de Europa.
Los viñedos andaluces ocupan casi 40.000 hectáreas repartidas por las ocho provincias andaluzas, y se trata de un sector de "gran importancia tanto por el valor económico que genera como por la población que ocupa y por el papel que desempeña en la conservación medioambiental".
Dentro de las Denominaciones de Origen Protegidas de Andalucía, la Junta distingue entre las Denominaciones de Origen (Condado de Huelva y Vino Naranja, Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda, Montilla-Moriles, Málaga y Sierras de Málaga, y Granada) y los Vinos de Calidad de Lebrija, en Sevilla.
Por otro lado están las Indicaciones Geográficas Protegidas, que en Andalucía, bajo la figura de Vino de la Tierra, son las siguientes: Desierto de Almería, Laujar-Alpujarra, Norte de Almería, Ribera del Andarax y Sierras de las Estancias y los Filabres (Almería); Cádiz; Córdoba y Villaviciosa de Córdoba (Córdoba).
En Granada están el Altiplano de Sierra Nevada, Cumbres del Guadalfeo y Laderas del Genil; Bailén, Sierra Sur de Jaén y Torreperogil (Jaén); y Los Palacios y Sierra Norte de Sevilla (Sevilla).
La variedad de zonas y de caldos tienen en común la influencia del mar, con zonas como Cádiz y Huelva abiertas directamente a la influencia del Atlántico, y otras como Sevilla, Córdoba y Jaén, a las que esta influencia llega a través del Valle del Guadalquivir, mientras que el Mediterráneo hace lo propio con el resto de las provincias.
Para ser Denominación de Origen, todas las fases de producción del producto (desde el cultivo de la uva a la producción y embotellado del vino) han de tener lugar en la zona delimitada bajo dicha figura, y en el caso de la Indicación Geográfica Protegida basta con que la mayor parte de la producción se realice dentro del área delimitada con la figura de protección y que el 85 % de la uva proceda de la misma zona protegida.
Además, Andalucía es tierra de vinos generosos, la única comunidad que los produce en España, y "son de una calidad extraordinaria, reconocidos en todo el mundo. Pero también es tierra de vinos tranquilos, blancos y tintos, que en los últimos años han alcanzado un reconocimiento acorde a su también indiscutible calidad", subraya la Junta.
Andalucía
La Junta destaca la calidad del vino andaluz en sus 25 zonas reconocidas
Nueve de ellas son Denominaciones de Origen Protegidas (DOP) y 16 Indicaciones Geográficas Protegidas (IGP)
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